miércoles, 7 de octubre de 2009

Más de treinta años de drogas ilegales en España: una amarga historia con algunos consejos para el futuro

RESUMEN
Las dramáticas consecuencias del consumo de heroína (principalmente inyectada) han marcado el fenómeno de las drogas ilegales en España en los últimos treinta años. Más de 300.000 personas han sido tratadas por dependencia de heroína, 20.000-25.000 han muerto por «sobredosis», 100.000 han adquirido el VIH mediante inyección de drogas y bastantes más se han infectado con los virus de la hepatitis. Algunas de estas consecuencias pueden atribuirse al retraso en la puesta en marcha de intervenciones efectivas, como los tratamientos de mantenimiento con metadona (TMM).

Informe completo
SciELO (Scientific electronic library online)

Actualmente han descendido mucho estos problemas por el descenso del número de personas que se inyectan y el efecto de las intervenciones, principalmente los TMM. Sin embargo, la mortalidad por sobredosis sigue siendo muy alta (más de 700 muertes anuales), y entre los consumidores por vía intravenosa persiste una elevada prevalencia de VIH y hepatitis C, y están emergiendo las consecuencias de las hepatopatías crónicas. Paralelamente, ha aumentado espectacularmente el uso de la cocaína y con él los problemas que causa: hay más de 100.000 consumidores semanales, 25.000 personas tratadas anualmente por abuso o dependencia, y un impacto importante sobre los servicios médicos de urgencia. Su efecto sobre la mortalidad es desconocido. Están aumentando también el consumo y los problemas por cannabis (existe medio millón de consumidores diarios). Se propone mantener y reforzar los programas de reducción del daño (TMM, intercambio de jeringas, salas de consumo, vacunación de hepatitis A y B, etc.), desarrollar con urgencia estrategias específicas para reducir las muertes por sobredosis y los problemas por cocaína, y reevaluar la efectividad de las estrategias preventivas y de control de la oferta.

Introducción
En España el uso de drogas ilegales por grupos amplios de población es bastante reciente. Además, hasta el inicio del uso inyectado de heroína a finales de los setenta sus repercusiones sociosanitarias fueron aparentemente irrelevantes, y no hay apenas referencias de problemas importantes asociados al uso de alucinógenos o cannabis durante la transición política; ni con el uso de especialidades farmacéuticas con anfetaminas para preparar exámenes, evitar la fatiga o adelgazar1.

Aunque en el tabaco o el alcohol, por separado, causan más muertes y sufrimiento que todas las drogas ilegales juntas, este trabajo se centra sólo en estas últimas, incluyendo su uso concurrente con psicofármacos o drogas psicoactivas de comercio legal. Por otra parte, aunque las drogas ilegales tienen implicaciones en muchos órdenes de la vida personal y social, aquí se considera sobre todo su impacto en la salud pública, deteniéndose en las crisis que han representado o representan amenazas graves para la vida o la salud de la población. Apenas se mencionan, en cambio, los fenómenos de consumo cuyo impacto sanitario no ha sido hasta ahora importante. Finalmente, se plantean algunas estrategias e intervenciones que podrían ser razonables para disminuir el impacto sanitario de las drogas ilegales.



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