Resumen
Objetivos:
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) tiene una gran importancia clínica no sólo por su elevada prevalencia sino también por su frecuente comorbilidad con enfermedades que están relacionadas con este trastorno. Diversos estudios han sido capaces de demostrar que el TDAH constituye un importante factor de riesgo para la exacerbación de enfermedades que producen dependencia, es decir adicciones.
Métodos: Nosotros realizamos un estudio de 152 pacientes adultos con dependencia del alcohol (n=91) o adicción a múltiples drogas (n=61) para determinar si estos pacientes estaban afectados por el TDAH o no. Para la valoración retrospectiva del TDAH en la infancia, se empleó el WURS-k así como la lista de síntomas del DSM-IV para el TDAH. Para evaluar los síntomas de TDAH persistentes en los adultos se utilizó el CAARS.
Resultados:
Un 20,9% (WURS-k) o 23,1% (criterio diagnóstico del DSM-IV) de los pacientes alcohol dependientes mostraron evidencias retrospectivas de haber padecido TDAH en la infancia. Con ayuda del CAARS, se demostró que el TDAH persistía en un 33,3% de los pacientes adultos. En el grupo de los pacientes adictos a drogas, un 50,8% (WURS-k) y un 54,1% (DSM-IV) presentaban criterios diagnósticos para TDAH en la infancia y un 65% (CAARS) mostraron evidencias de persistencia del TDAH en la edad adulta.
Conclusiones:
Estos resultados revelan que las enfermedades que ocasionan adicción pueden asociarse, con una elevada comorbilidad, con TDAH, expresada en la forma de abuso de alcohol y también en el consumo de drogas ilegales. Estos resultados enfatizan la gran importancia de diagnósticos y terapias precoces y precisas del TDAH para la prevención de enfermedades que ocasionan adicción.
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CAT Barcelona (Centre D'Assistència Terapèutica)
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Comorbilidad de la Dependencia a Alcohol y Drogas y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
lunes, 30 de noviembre de 2009
Guía Clínica Basada en la Evidencia Científica: ALCOHOL
Introducción
Según el estudio E.C.A., el alcoholismo es el trastorno mental que tiene una mayor prevalencia de vida (13,5%), en la población de los Estados Unidos de América (Regier y cols,1990):
- Alcoholismo 13,5%
- Abuso o dependencia de otras drogas 6,1%
- Trastornos de ansiedad 14,6%
- Trastornos afectivos 8,3%
La prevalencia del alcoholismo equivaldría, por tanto, al doble de la del abuso de todas las otras drogas juntas (6,1%) y a más de la mitad de todos los demás trastornos mentales (no adictivos) juntos (22,5%). Y sería tan o más elevada que la de todos los trastornos de ansiedad juntos o que todos los trastornos afectivos juntos.
El estudio E.C.A. ha sido completado y ampliado con otros estudios epidemiológicos, como el N.C.S. (Kessler i cols., 1997), que han comprobado además que el alcoholismo presenta una elevada prevalencia de comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos graves y con otras drogodependencias; lo cual contribuye a aumentar sustancialmente el riesgo de comportamientos agresivos, violencia y suicidio, en dicha población de pacientes.
Según el estudio N.E.S.A.R.C., el alcoholismo, los trastornos afectivos y los trastornos de ansiedad son los trastornos psiquiátricos que tienen una mayor prevalencia, durante los últimos 12 meses (Grant i cols., 2004):
- Alcoholismo 8,46%
- Abuso de drogas 2%
- Trastornos de ansiedad 11,08%
- Trastornos afectivos 9, 21%
El alcohol es la droga psicoactiva de consumo más extendido en España. Un 5,3% de población general española y un 12,3% de los estudiantes de 14-18 años, presentan un consumo de riesgo (>=40gr/día en hombres y >=25gr/día en mujeres; que sería equivalente a 4 copas de vino o cerveza/día en hombres y 2 en mujeres).
Entre los estudiantes de 14-18 años ha aumentado el consumo intenso de alcohol. La prevalencia de intoxicaciones alcohólicas agudas (embriagueces), en los 30 días previos a la encuesta, pasó de 8,6% en 1996 a 12,3% en 2004 y la proporción de bebedores de riesgo de 8,6% en 1996 a 12,3% en 2004 (Observatorio Español sobre Drogas, Informe 2004).
Se estima que entre los pacientes de la Atención Primaria hay de un 4% a un 29% de bebedores de riesgo, de un 0.3% a un 10% de bebedores abusivos y de un 2% a un 9% de pacientes con dependencia al alcohol (Reid – 1999).
El alcohol es el tercer factor de riesgo para la salud (tanto para la aparición de enfermedades como para la muerte prematura) más importante, por detrás del consumo de tabaco y la hipertensión arterial. Como factor de riesgo para la salud es 3 veces más importante que la diabetes y 5 veces más importante que el asma (Anderson y Baumberg, 2006).
Conviene tener en cuenta, además, que el alcohol puede inducir trastornos mentales (depresión, ansiedad, inestabilidad emocional, trastorno del sueño, etc.), no tan sólo en las personas que presentan un trastorno por dependencia del alcohol, sino también en las que hacen un consumo excesivo de alcohol (World Health Report, 2002).
El consumo excesivo de alcohol puede causar o exacerbar hasta 60 enfermedades diversas y además constituye un factor determinante de incidentes de violencia familiar y de género, accidentes laborales y de circulación.
El consumo de bebidas alcohólicas tiene una importante repercusión en los accidentes de tráfico y más de la tercera parte de conductores fallecidos por accidentes de tráfico presenta una concentración de alcohol en sangre >=0,3 gr/l (Observatorio Español sobre Drogas, Informe 2004).
En total, el gasto tangible que el alcohol provoca en la Unión Europea se estima en unos 124 billones de euros al año y el no tangible en unos 270 billones de euros al año (Anderson y Baumberg, 2006).
En 1976 la Organización Mundial de la Salud definió el alcoholismo a través del síndrome de dependencia alcohólica: “un estado psíquico y habitualmente también físico resultado del consumo de alcohol, caracterizado por una conducta y otras respuestas que siempre incluyen compulsión para ingerir alcohol de manera continuada o periódica, con objeto de experimentar efectos psíquicos o para evitar las molestias producidas por su ausencia”.
El término alcoholismo incluye el trastorno por dependencia del alcohol y el trastorno por abuso de alcohol (Asociación Americana de Psiquiatría, 2002). La Organización Mundial de la Salud define el Síndrome de dependencia del alcohol de manera muy parecida pero al trastorno por abuso de alcohol lo denomina Consumo Perjudicial de Alcohol y lo define como el consumo de alcohol que está afectando ya a la salud física o mental (Organización Mundial de la Salud, 1992).
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Socidrogalcohol
sábado, 14 de noviembre de 2009
Guía de Buenas Prácticas de FARE (2009)
Esta publicación tiene como objetivo lograr una mejor atención a las personas que sufren problemas relacionados con el alcohol, una auténtica pandemia que se extiende por los cinco continentes y sin hacer distingos entre clases sociales.
Con esta guía de buenas prácticas, FARE pretende aportar un texto que sirva de pauta tanto a profesionales como a voluntarios sobre los que recae una parte de la responsabilidad de reducir el consumo inmoderado de alcohol y, sobre todo, de ayudar con métodos eficaces a los que han decidido cambiar sus hábitos y mejorar sus vidas y las de sus familias.
Una meta clave que justifica el nacimiento de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España es prestar apoyo a quienes desean abandonar su hábito y requieren de ayuda.
Durante muchos años, una parte de esa asistencia pudo ser ofrecida de manera voluntaria por personal especializado, que dedicaba un porcentaje de su tiempo a eso que de manera coloquial podríamos definir como echar una mano. Sin embargo, la extensión de la epidemia, su no distinción entre clases y la afectación a personas cada vez más jóvenes, obligaba a revisar los métodos y a reforzar ese importante flanco con profesionales que hagan su trabajo sin necesidad de obviar la tarea de los voluntarios.
Sentadas las bases anteriores, lo que procedía era elaborar un documento que garantice la manera más correcta de aplicar por igual en todas partes los conocimientos profesionales y la experiencia acumulada por el movimiento de Alcohólicos Rehabilitados a lo largo de cuatro décadas.
He aquí el resultado de nuestro trabajo.
Guía
FARE
martes, 10 de noviembre de 2009
Informes de la Comisión Clínica 2: Alcohol
Difícil tarea, en un país como el nuestro, la de introducir y justificar una monografía como la que ahora se presenta. No va dirigida exclusivamente al personal sanitario. No se concreta en describir los variados aspectos de una enfermedad. No es una reconvención, ni una advertencia moral.
Aminora al máximo los conceptos técnicos y aspira a la divulgación sin renunciar a la precisión conceptual. Ni más ni menos, pretende abordar algunos asuntos novedosos, a veces problemáticos, relacionados inequívocamente con algo tan inveterado y
tolerado, como el consumo humano de bebidas que contienen alcohol entre otros componentes variados, y lo quiere hacer para un público responsable y capaz de crear opinión. Parte de información científica de carácter general y trata de centrarse después en lo que afecta a la población joven, que es el objeto diana de mayor preocupación social y sanitaria en los últimos años.
En España los datos son preocupantes hace tiempo, como lo son también en otros países de la Unión Europea. La 58.ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, en su reunión de 2005, (WHA 58.26) en su punto 13.14, trató como una alarma «la magnitud de los problemas de salud pública asociados al consumo nocivo de alcohol y las tendencias de consumo peligroso, en particular entre los jóvenes de muchos estados miembros». Y pide a los Estados Miembros que elaboren, apliquen y evalúen estrategias y programas eficaces para reducir las consecuencias sanitarias y sociales negativas del consumo nocivo de alcohol.
Alcohol hace referencia al etanol, etil-alcohol o alcohol etílico. Desde el punto de vista químico existen muchos otros alcoholes, pero no nos incumben para el fin de esta obra. El alcohol del que hablamos es un producto químico sencillo y elemental, compuesto por una pequeña cadena de dos átomos de carbono, cada uno con una saturación distinta de sus cuatro valencias que, casi mágicamente, le hace capaz de diluirse fácilmente tanto en el agua como en grasas. Según datos de la última Encuesta Domiciliaria sobre Drogas realizada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (DGPNSD), el alcohol es la droga psicoactiva de consumo más extendido en España.
En 2005 el 93,7% de la población entre 15 y 64 años lo ha consumido «alguna vez», el 76% lo ha hecho «en el último año», el 64,6% ha consumido alcohol en el último mes. Por otra parte, en los 30 días previos, un 14,9% había consumido diariamente bebidas alcohólicas y un 5,5% había sido «bebedor de riesgo», considerando como tal a los hombres con un consumo de 50 cc. de alcohol puro/día (≥5 UBEs) o más y a las mujeres con 30 cc/día o más (≥3 UBEs). El consumo está bastante más extendido durante los fines de semana que durante los
días laborables, sobre todo entre la población con edades comprendidas entre los 25 a 34 años. Por su parte, entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años ha aumentado el consumo de riesgo.
De hecho, en este grupo, la prevalencia de borracheras en los 30 días previos a la encuesta pasó de 21,7% en 1994 a 34,8% en 2004 y la proporción de bebedores de riesgo en esos 30 días de 8,6% en 1996 a 12,3% en 2004.
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UNAD
jueves, 15 de octubre de 2009
Una estrategia de la Unión Europea para ayudar a los Estados miembros a reducir los daños relacionados con el alcohol
INTRODUCCIÓN
La presente Comunicación trata sobre los efectos adversos para la salud ligados al consumo nocivo y peligroso de alcohol, así como sobre las consecuencias sociales y económicas que de ello se derivan, y constituye una respuesta a las peticiones que el Consejo ha dirigido a la Comisión para que se encargue del seguimiento, la evaluación y la vigilancia de la evolución y las medidas tomadas en este ámbito y le informe sobre la necesidad de nuevas medidas. La Comunicación se centra en la prevención y reducción de los comportamientos de consumo de alcohol de forma intensiva y extrema, así como del consumo por parte de menores de edad y de algunas de sus consecuencias más negativas, como los accidentes de tráfico provocados
por el alcohol y el síndrome de alcoholismo fetal.
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EUR-Lex (El acceso al derecho de la Unión Europea)
No se trata, por tanto, de una reflexión sobre el consumo de alcohol en cuanto tal, sino sobre el abuso del mismo y sus consecuencias nocivas. La Comunicación reconoce que los hábitos culturales de los Estados miembros en lo que se refiere al consumo de alcohol son diferentes. No se pretende introducir una acción comunitaria en lugar de las políticas nacionales, instauradas ya en la mayor parte de los Estados miembros y que entran dentro del ámbito de las competencias nacionales en virtud del principio de subsidiariedad y el artículo 152 del Tratado CE. En concreto, la Comisión no tiene la intención de proponer, a raíz de la presente Comunicación, la elaboración de una legislación armonizada en el ámbito de la prevención de los daños relacionados con el alcohol.
El objeto de la Comunicación es hacer un inventario de las medidas que ya han sido introducidas por la Comisión y los Estados miembros e identificar, por una parte, las buenas prácticas que han dado resultados positivos y, por otra, los ámbitos de importancia socioeconómica y comunitaria en los que todavía pueden lograrse progresos.
La Comunicación explica también cómo la Comisión puede aumentar su apoyo y complementar las políticas nacionales de salud pública aplicadas por los Estados miembros en cooperación con las partes interesadas, teniendo en cuenta que los hábitos y comportamientos de consumo de bebidas alcohólicas varían en toda la UE. Este compromiso de la Comisión de proseguir con las medidas existentes y elaborar otras nuevas en virtud de sus competencias junto con una lista de buenas prácticas que se han aplicado en diversos Estados miembros, así como la creación de un Foro sobre el alcohol y la salud que ayudará a su difusión, constituirá la espina dorsal de una estrategia de gran envergadura para reducir los daños relacionados con el alcohol en Europa.
Intervenciones breves en alcohol como rutina diaria. Proyecto de investigación acción de directrices para atención primaria
RESUMEN
Los profesionales de la atención primaria apenas realizan intervenciones breves en alcohol. El objetivo del presente estudio es ver hasta qué punto y cómo podrían incorporarse estas intervenciones breves a su trabajo diario. El estudio incluye un
cuestionario para el personal de atención primaria, la grabación en video de grupos de discusión de profesionales, y un cuestionario para los pacientes de atención primaria en Tampere (Finlandia), una ciudad de aproximadamente 200.000 habitantes.
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Adicciones (Revista versión on-line) El método empleado ha sido el análisis cualitativo (categorizado) de las tres fuentes de información (cuestionario de profesionales, cuestionario de pacientes, grupos de discusión) y de las discusiones sobre el tema con el personal.
La actitud positiva de pacientes y profesionales hacia las intervenciones breves proporcionó la base ética para elaborar directrices. Médicos y enfermeros deseaban unas instrucciones muy prácticas y sucintas, pero creían que sólo era posible
realizar intervenciones breves en determinadas situaciones, no de forma sistemática; preferían la comunicación verbal a los cuestionarios estructurados, y querían información escrita para los pacientes e instrucciones muy claras en las que apoyarse.
Se elaboraron, así, unas breves directrices que todos aceptaron, basadas en la información y en la retroalimentación. Es posible encontrar el modo de que los profesionales de la atención primaria realicen intervenciones breves en alcohol. Éste
puede variar de una cultura a otra, y deberá ajustarse a cada caso específico, pero los métodos aquí empleados son aplicables en cualquier parte del mundo.
Aumenta la prevalencia de borracheras entre los adolescentes españoles
El 49,6% de los estudiantes de 14 a 18 años se ha emborrachado en el último mes y el 81,2% declara que ha consumido alcohol alguna vez en la vida. Ésta es una de las principales conclusiones de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas entre Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 2008, que ha presentado hoy la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez.
SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas)
El consumo de alcohol se ha estabilizado entre los jóvenes españoles de 14 a 18 años. Sin embargo, aunque no hay más bebedores, éstos beben más. “Son datos preocupantes. Hay que mostrar a la población joven que el exceso repercute de manera inmediata en su desarrollo e incide en el fracaso escolar, comportamiento violento y en los accidentes de trafico”, ha explicado hoy Trinidad Jiménez en rueda de prensa.
No obstante, los datos que se desprenden de la encuesta, realizada en 2008 a 30.183 estudiantes de 784 centros educativos públicos y privados de Enseñanza Secundaria de toda España, son optimistas. Los consumos de alcohol, tabaco y cannabis tienden a estabilizarse, y el consumo de cocaína continúa descendiendo en España. Además, sigue aumentando entre los jóvenes la percepción del riesgo que supone su consumo.
También ha aumentado la percepción de que es más difícil acceder a ellas. “Estos datos ponen de manifiesto que las políticas de prevención funcionan”, ha asegurado Jiménez, quién ha destacado el esfuerzo conjunto de todas las administraciones y entidades sociales en la lucha contra las drogas.
Cuando se comparan los resultados de esta encuesta con los obtenidos en la de 2006-2007, se observa que el consumo de drogas entre los adolescentes sigue teniendo un carácter experimental u ocasional, vinculado la mayoría de las veces al ocio y diversión de los fines de semana.
El alcohol y el tabaco continúan siendo las drogas más consumidas entre los escolares, seguidas del cannabis. El 81,2% declara que ha consumido alcohol alguna vez en la vida, el 44,6% tabaco y el 35,2% cannabis. La proporción de consumidores actuales (últimos 30 días) es de 58,5% para el alcohol, el 32,4% para el tabaco y el 20,1% para el cannabis. El resto de sustancias psicoactivas está mucho menos extendido: alrededor del 5% las ha probado y menos del 2% las consume actualmente.
La edad de inicio se mantiene en torno a los 13 y 14 años. La proporción de consumidores aumenta con la edad, alcanzando su máximo entre los estudiantes de 18 años. Los chicos consumen más drogas ilegales que las chicas, mientras que entre las mujeres es más frecuente el consumo diario de tabaco y alcohol. Asimismo, una proporción importante de los escolares presentan conductas de policonsumo.
Prevención familiar y escolar
La ministra ha anunciado la firma de un convenio con las asociaciones de padres y madres, CEAPA Y CONCAPA, para implicar de forma más directa a los progenitores en la prevención del consumo de drogas, tanto en el ámbito familiar como el escolar.
“La familia y su vinculación con el ámbito escolar es un instrumento clave en la prevención”, ha declarado Jiménez. “Por ello vamos a volcarnos en la formación de manera que los padres sean capaces de prevenir y detectar precozmente el consumo de drogas entre sus hijos, con un especial énfasis en la prevención del consumo de alcohol y cannabis”.
El alcohol, la más consumida
Es la sustancia más extendida entre los menores de 14 a 18 años de ambos sexos. Aunque la proporción de consumidores experimentales ha aumentado ligeramente respecto a 2006, la muestra revela una cierta estabilización: el 81,2% lo ha probado alguna vez (frente al 79,6% de 2006), el 72,9% lo ha hecho en los últimos 12 meses (74,9% en 2006) y el 58,5% (58% en 2006) en los últimos 30 días (consumo actual).
Uno de los datos más importantes de la encuesta es el aumento de las borracheras. Casi la tercera parte de los estudiantes (29%) se ha emborrachado alguna vez en los últimos 30 días. Así, entre el 58,5% que declara haber consumido alcohol en los últimos 30 días, prácticamente la mitad (el 49,6%) se ha emborrachado alguna vez en este mismo periodo (44% en 2006).
El consumo de alcohol se concentra en los fines de semana. El 99,8% de los menores que declara haber consumido bebidas alcohólicas en los últimos 30 días lo ha hecho entre el viernes y el domingo, y un 23% consume alcohol todos los fines de semana.
El 68,7% se ha planteado dejar el tabaco
El tabaco es la segunda droga de mayor consumo entre los estudiantes. En 2008 se mantiene la tendencia descendente que comenzó en 2006: la prevalencia de consumo de tabaco alguna vez en la vida disminuye y se mantiene estable la proporción de consumidores diarios en el 14,8%. El 16,4% de las mujeres fuma a diario, frente al 13,3% de los hombres. La edad de inicio se sitúa en 13,3 años.
Por otro lado, un 68,7% de los adolescentes que fuma se ha planteado dejar el tabaco en alguna ocasión, aunque sólo dicen haberlo intentado un 36,7%%. A un tercio de los estudiantes les molesta mucho o bastante que se fume en lugares cerrados cuando ellos están presentes.
La encuesta también pone de manifiesto que en más de la mitad (52,9%) de los hogares de los alumnos alguna persona fuma diariamente. Y cuatro de cada 10 chavales (38%) piensa que sus padres serían permisivos si los vieran fumar.
Las drogas ilegales entre los jóvenes
El cannabis es la droga ilegal de inicio más temprano (14,6) y la más extendida entre los estudiantes de 14 a 18 años, con bastante diferencia respecto al resto de sustancias ilícitas. Un 35,2% la ha probado (36,2% en 2006), un 30,5% la ha consumido en el último año y un 20% la consume actualmente (últimos 30 días).
El consumo de cocaína en España comenzó a disminuir entre los estudiantes de 14 a 18 años en 2006, y según la encuesta, continúa su senda descendente. Así, un 5,1% de los chavales ha probado la cocaína alguna vez en la vida, un 3,6% lo ha hecho en los últimos 12 meses y un 2% en los últimos 30 días (5,7%, 4,1% y 2,3% respectivamente en 2006). Este descenso sitúa el consumo de cocaína en niveles inferiores a los de 1998.
La Encuesta Escolar confirma un descenso paulatino del consumo de éxtasis, anfetaminas y alucinógenos en España. Son drogas de escasa relevancia entre los jóvenes y presentan las prevalencias de consumo más bajas desde 1994. En los últimos 30 días han sido utilizadas por el 1% de los escolares.
Por último, el consumo de heroína sigue siendo bajo. Los datos demuestran un ligero descenso del consumo experimental: sólo un 0,9% declara haber probado alguna vez en su vida heroína (1% hace dos años) y el 0,7% en el último año. El consumo en los últimos 30 días, se sitúa en el 0,6%, una décima por encima del de 2006.
Algunas proteínas podrían estar implicadas en la dependencia al alcohol
Las citoquinas, pequeñas proteínas secretadas por las células que sirven como mensajeros moleculares entre ellas en el sistema inmunitario, podrían estar involucradas en la dependencia al alcohol. Estos son los resultados de una investigación que aparecerá el próximo número de la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research, y que desde hoy está disponible en la versión on line.
SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas)
A través del análisis de tres polimorfismos del complejo de genes de la interleucina-1 (IL-1) y del factor de necrosis tumoral alfa (TNFα), un equipo internacional ha encontrado que la IL-1 puede contribuir directamente a la dependencia del alcohol.
"Las citoquinas son proteínas que median y regulan la reacción inflamatoria en enfermedades infecciosas y autoinmunes", explica a SINC Pilar A. Sáiz, profesora de psiquiatría en la universidad de Oviedo-CIBERSAM, y una de las autoras del estudio.
"La observación clínica del aumento de los niveles circulantes de citoquinas pro-inflamatorias como la IL-1 y del TNFα en pacientes con enfermedad hepática alcohólica sugiere que éstas podrían jugar un papel en la patogénesis de la enfermedad”, afirma la científica.
Estas citoquinas actúan en el sistema nervioso central y afectan a la función de los sistemas serotoninérgicos y dopaminérgicos, que también han sido relacionados con la fisiopatología de la dependencia al alcohol, y con los sistemas de compensación cerebrales que participan en el refuerzo del alcohol.
Sáiz y sus colegas reclutaron a 200 pacientes (169 hombres y 31 mujeres) alcohólico-dependientes de unidades de desintoxicación ambulatoria de Orense y Oviedo, y a 420 individuos sanos (216 varones, 204 mujeres) sin historial de problemas de drogadicción, alcoholemia o psiquiátricos (conocido como “grupo de control”).
Todos los participantes fueron genotipados para cuatro polimorfismos: IL-1α -889 C/T, IL-1ß +3953 C/T, IL-1RA (86bp)n y TNFα -308A/G, y evaluados al inicio del estudio y, de nuevo, a los seis meses para valorar el consumo de alcohol, la gravedad de la adicción y los biomarcadores de la ingesta de alcohol.
Diferencias de genotipos
"Los pacientes varones alcohólicos y los varones del grupo de control diferían en la frecuencia en los genotipos del polimorfismo IL-1RA, pues los primeros tenían un exceso del genotipo A1/A1", explica Sáiz. "Además -continúa- los análisis del complejo de genes de la IL-1 revelaron una mayor frecuencia del haplotipo de la IL-1a -889C / IL-1b +3953C / IL-1RA A2 en el grupo de control que en los pacientes alohólicos, así como en los abstemios seis meses después del seguimiento, en comparación con los pacientes no abstemios".
Un haplotipo es una combinación de alelos que se transmiten de forma conjunta en el mismo cromosoma. Según la investigadora, la investigación previa ha sugerido que el estudio de un solo polimorfismo puede pasar por alto los efectos de haplotipos más complejos.
En resumen, este haplotipo “parecía ejercer un efecto protector y se relacionó con mejores resultados”, señala la experta. Por eso estos hallazgos proporcionan nuevas pruebas sobre del papel que los genes de la IL-1 desempeñan en el desarrollo y pronóstico del alcoholismo.
La importancia de los factores socio-ambientales
Sáiz advierte, no obstante, que la dependencia al alcohol está influenciada, tanto por la genética, como por factores socio-ambientales: "Estamos hablando de un trastorno poligénico multifactorial provocado por la combinación de pequeñas variaciones en genes diferentes, a menudo combinado con factores ambientales”.
"A pesar de los grandes esfuerzos de la comunidad científica, los genes específicos relacionados con la fisiopatología del alcoholismo todavía se desconocen. “Nuestro trabajo representa una pequeña pieza del puzzle”, puntualiza Saiz.
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Referencia bibliográfica:
Pilar A. Saiz, Maria P. Garcia-Portilla, Gerardo Florez, Paul Corcoran, Celso Arango, Blanca Morales, Juan C. Leza, Sandra Alvarez, Eva M. Díaz, Victoria Alvarez, Eliecer Coto, Luis Nogueiras, y Julio Bobes. "Polymorphisms of the IL-1 Gene Complex Are Associated With Alcohol Dependence in Spanish Caucasians: Data From an Association Study". Alcoholism: Clinical & Experimental Research, publicado on line el 17 de septiembre de 2009.
lunes, 5 de octubre de 2009
Diferencias en habilidades cognitivas entre jóvenes universitarias consumidoras de alcohol
Resumen
La evidencia empírica ha mostrado que el consumo abusivo de alcohol puede repercutir negativamente en determinadas funciones cognitivas. El objetivo de este artículo ha sido analizar si existe relación entre el consumo de alcohol y determinadas habilidades cognitivas (memoria, percepción y razonamiento) en jóvenes universitarias.
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Health and Addictions
Se han utilizado varios cuestionarios para recoger el perfil adictivo de las jóvenes y para evaluar el rendimiento de los sujetos en tareas que implican ciertas habilidades cognitivas. Participaron 100 mujeres, de entre 18 y 25 años, distribuidas en dos grupos: consumidoras de riesgo (n=31) y consumidoras de bajo riesgo (n=69), siguiendo los criterios de la OMS. En cuanto a los resultados, por un lado, el grupo de las consumidoras de riesgo mostró un patrón de consumo más grave en términos de uso de otras sustancias, frecuencia de consumo y porcentajes de cumplimiento de criterios de abuso.
Por otro lado, en cuanto a las habilidades cognitivas se encontraron diferencias significativas entre grupos en razonamiento abstracto y en percepción. Los resultados muestran tendencias de cómo el consumo abusivo de alcohol podría afectar al funcionamiento cognitivo de las mujeres jóvenes. Futuros estudios podrían profundizar en estos déficits y aportar luz en la mejora de las técnicas terapéuticas y preventivas en
este campo.
El consumo de drogas es uno de los principales problemas de salud pública en España. Según el Plan Nacional sobre Drogas (2007) el 81% de los estudiantes de 14 a 18 años habían consumido alcohol en el último año y el 65.5% lo había hecho en el último mes. La mayoría se había emborrachado alguna vez en la vida y más del 30% lo habían hecho durante el último mes. En cuanto al consumo habitual, un 47,3% había consumido alcohol más de 8 días en los últimos 30 (51,8% en hombre y
42,8% en mujeres).
El inicio temprano de consumo de alcohol, situándose la edad media de consumo de sustancias en los 13 años (Plan Nacional sobre Drogas, 2007), podría desembocar en una mayor probabilidad de padecer problemas relacionados con el consumo de alcohol en los años posteriores. El adolescente se encuentra en un período de desarrollo tanto a nivel cognitivo como físico, todo su cuerpo sufre cambios, y un correcto desarrollo de éste puede verse mermado por una ingesta abusiva de alcohol.
El alcohol puede afectar tanto a la estructura como a la función del SNC, pudiendo afectar a las funciones neuropsicológicas (Kalechstein & van Gorp, 2007). Éste grado de deterioro depende del patrón de consumo, la cantidad de ingesta, el policonsumo, los antecedentes, etc. Diversos estudios y evaluaciones muestran que la corteza prefrontal suele ser la zona más afectada por el consumo de alcohol (Garcia-Moreno, Exposito, Sanhueza, & Angulo, 2008). La mayoría de estos estudios
demuestran que tanto el uso como el abuso de sustancias psicoactivas puede afectar a determinadas funciones cognitivas. Estas investigaciones se centran en la evaluación y el estudio de las funciones cognitivas asociadas a la corteza prefrontal, tareas de atención y memoria de trabajo En dichas investigaciones se han encontrado algunas diferencias significativas de las funciones cognitivas y también en tareas relacionadas con la atención. Las puntuaciones obtenidas en las pruebas siempre fueron peores en drogodependientes. (Easton et al., 2008; Garcia-Moreno et al., 2008; Grenard et al., 2008; Secades-Villa et al., 2008; Verdejo-Garcia & Perez-Garcia, 2008; Verdejo-Garcia et al., 2006; Verdejo-Garcia et al., 2005).
En el caso de los adolescentes se ha estudiado la posibilidad de encontrar déficits cognitivos asociados al consumo de alcohol y otras sustancias habituales durante los fines de semana (Corcos, Phan,Nezelof, & Jeammet, 2005; Cortes Tomas et al., 2008; Garcia-Moreno et al., 2008; Harvey, Sellman, Porter, & Frampton, 2007; Indlekofer et al., 2008; Pattij, Wiskerke, & Schoffelmeer, 2008). Se han encontrado ligeras diferencias entre grupos de consumidores y no consumidores, especialmente en tareas de atención, viéndose un peor rendimiento en los consumidores.
En definitiva, el consumo habitual de alcohol podría llevar a un deterioro cognitivo y neurológico, tanto en adolescentes como en la edad adulta. Por otro lado, la prevención del consumo de alcohol en adolescentes ha de ser multifacética (centrándose en la familia, la salud, etc.), basándose en la lógica de que al disminuir los factores de riesgo, la probabilidad de consumo también disminuirá (Carballo Crespo et al., 2004; Fernández Hermida & Secades Villa, 2003). Puesto que el bajo rendimiento escolar se ha mostrado como un factor de riesgo para el consumo de alcohol en adolescentes (Becoña, 2003), y además, está altamente relacionado con las funciones cognitivas, los adolescentes podrían beneficiarse de estrategias para la mejora de las habilidades cognitivas a la hora de prevenir el consumo. En este sentido estudios realizados muestran que aquellos sujetos con peores habilidades tienen una mayor probabilidad de consumir alcohol (Thush et al., 2008). Es por esta razón por lo que la mejora de las habilidades cognitivas podría prevenir el consumo de alcohol. El objetivo de este artículo es analizar si existe relación entre el consumo de alcohol y determinadas habilidades cognitivas (percepción, memoria y razonamiento) en jóvenes universitarias, con el fin de profundizar en la problemáticas asociadas al consumo de alcohol en los jóvenes.