jueves, 15 de octubre de 2009

Una estrategia de la Unión Europea para ayudar a los Estados miembros a reducir los daños relacionados con el alcohol

INTRODUCCIÓN
La presente Comunicación trata sobre los efectos adversos para la salud ligados al consumo nocivo y peligroso de alcohol, así como sobre las consecuencias sociales y económicas que de ello se derivan, y constituye una respuesta a las peticiones que el Consejo ha dirigido a la Comisión para que se encargue del seguimiento, la evaluación y la vigilancia de la evolución y las medidas tomadas en este ámbito y le informe sobre la necesidad de nuevas medidas. La Comunicación se centra en la prevención y reducción de los comportamientos de consumo de alcohol de forma intensiva y extrema, así como del consumo por parte de menores de edad y de algunas de sus consecuencias más negativas, como los accidentes de tráfico provocados
por el alcohol y el síndrome de alcoholismo fetal.

Informe completo
EUR-Lex (El acceso al derecho de la Unión Europea)

No se trata, por tanto, de una reflexión sobre el consumo de alcohol en cuanto tal, sino sobre el abuso del mismo y sus consecuencias nocivas. La Comunicación reconoce que los hábitos culturales de los Estados miembros en lo que se refiere al consumo de alcohol son diferentes. No se pretende introducir una acción comunitaria en lugar de las políticas nacionales, instauradas ya en la mayor parte de los Estados miembros y que entran dentro del ámbito de las competencias nacionales en virtud del principio de subsidiariedad y el artículo 152 del Tratado CE. En concreto, la Comisión no tiene la intención de proponer, a raíz de la presente Comunicación, la elaboración de una legislación armonizada en el ámbito de la prevención de los daños relacionados con el alcohol.

El objeto de la Comunicación es hacer un inventario de las medidas que ya han sido introducidas por la Comisión y los Estados miembros e identificar, por una parte, las buenas prácticas que han dado resultados positivos y, por otra, los ámbitos de importancia socioeconómica y comunitaria en los que todavía pueden lograrse progresos.

La Comunicación explica también cómo la Comisión puede aumentar su apoyo y complementar las políticas nacionales de salud pública aplicadas por los Estados miembros en cooperación con las partes interesadas, teniendo en cuenta que los hábitos y comportamientos de consumo de bebidas alcohólicas varían en toda la UE. Este compromiso de la Comisión de proseguir con las medidas existentes y elaborar otras nuevas en virtud de sus competencias junto con una lista de buenas prácticas que se han aplicado en diversos Estados miembros, así como la creación de un Foro sobre el alcohol y la salud que ayudará a su difusión, constituirá la espina dorsal de una estrategia de gran envergadura para reducir los daños relacionados con el alcohol en Europa.

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