martes, 27 de octubre de 2009

El cielo revuelto del cannabis: ¿hay nueces para tanto ruido?


Introducción

El cannabis es la droga psicoactiva ilegal más extendida en el mundo. En Europa su consumo alcanza máximos históricos, aunque hay signos de cambio de tendencia1. A partir de los datos publicados2 se estima que en España hay más de 2 millones de consumidores mensuales y alrededor de medio millón de consumidores diarios. El consumo se inicia en edades muy tempranas, y muchos jóvenes perciben que esta sustancia no supone grandes riesgos2,3. Y es que hay evidencias que, tomadas aisladamente, pueden contribuir a reforzar esta idea.

De hecho, no suele haber muertes por intoxicación aguda y, hasta hace poco, el uso de los servicios de salud por problemas relacionados con el cannabis ha sido escaso1,2. Además, la mayoría de los usuarios de cannabis no experimenta problemas agudos graves tras el consumo, y algunos de ellos, como los problemas cognitivos (de atención, concentración, memoria a corto plazo, asociación de ideas) o perceptivos, suelen estar bien controlados por parte de los usuarios, dada la rápida biodisponibilidad del tetrahidrocannabinol (THC) inhalado. Por otra parte, cuando se producen síntomas psicóticos agudos o reacciones de pánico en usuarios poco experimentados o que consumen altas dosis, suelen remitir al pasar el efecto del THC o tras algunos días o semanas4. Parece también que los déficit psicomotores y cognitivos (atención, memoria y aprendizaje), que a veces aparecen en los consumidores regulares, se suelen recuperar al dejar de consumir.

Sin embargo, desde mediados de los años noventa han aumentado mucho el número de consumidores recreativos y los patrones de consumo diarios o casi diarios. Paralelamente, han aumentado los problemas por cannabis atendidos en los centros de drogodependencias y en los servicios hospitalarios de urgencias1,2,5, y se han acumulado evidencias que relacionan el uso de cannabis con problemas de salud a largo plazo, principalmente de naturaleza psicopatológica, y con un mayor riesgo de accidentes y lesiones. Todo esto ha contribuido a que se dispare la alarma entre las autoridades y los profesionales, que están reforzando los programas y las políticas públicas para reducir el número de consumidores y retrasar la edad de inicio en el consumo3.

Informe completo
Scielo (Virtual Health Library)

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