jueves, 19 de agosto de 2010

ESTUDIO LONGITUDINAL DEL CONSUMO DE ALCOHOL Y EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL EN JÓVENES


Resumen:

Objetivos: Examinar la dirección de causalidad entre el comportamiento antisocial de los jóvenes y el consumo (inadecuado) de alcohol a corto y largo plazo conjuntamente con los efectos asociados al problema relacionado con el alcohol.

Métodos: Los datos provienen de un estudio longitudinal (2586 alumnos), que permite explorar los efectos del consumo (inadecuado) de alcohol y el comportamiento antisocial entre los 11 y los 15 años de edad, usando modelos de ecuación estructural de las relaciones a largo y corto plazo y modelos de los efectos asociados respecto al problema relacionado con el alcohol a los 15 años de edad.

Este método nos permitió evaluar cual de las tres hipótesis descritas como “desinhibición” [el consumo (inadecuado) de alcohol causa o facilita el comportamiento antisocial], “susceptibilidad” [el comportamiento antisocial causa el consumo (inadecuado) de alcohol] o “reciprocidad” [el consumo (inadecuado) de alcohol causa comportamiento antisocial y viceversa], recibe más apoyo, tanto en general como por géneros, por clase social y por el contexto en el que se bebe.

Resultados: En general, los resultados apoyan la hipótesis de la susceptibilidad, particularmente en los modelos a largo plazo. No hay apoyo para la desinhibición “pura.” Sin embargo, en los modelos a corto plazo y de los efectos asociados (esto es, hasta que el desfase de tiempo se hace más corto) hay evidencia de que según el género, la clase social o los lugares de bebida, se cumple que, además de que el comportamiento antisocial causa el consumo (inadecuado) de alcohol, también ocurre lo inverso.

Conclusiones: El comportamiento antisocial es el principal factor predictivo de consumo (inadecuado) de alcohol y del problema relacionado con el alcohol, con el consumo de alcohol impactando sólo modestamente sobre el comportamiento antisocial y el problema relacionado con el alcohol a corto plazo.

Introducción
Este artículo examina la relación entre el consumo (inadecuado) de alcohol, el comportamiento antisocial y el problema relacionado con el alcohol (es decir, la concomitancia del alcohol y el comportamiento disruptivo) entre los jóvenes en el oeste de Escocia en la última mitad de los años 90. La evidencia de una dramática elevación en el consumo de alcohol en este grupo de edad (particularmente mujeres) tanto en este área concreta (Sweeting y West, 2003) como en general en el Reino Unido (Rodham y col., 2005; Plant y Plant, 2006), conjuntamente con su pobre posición en comparación con el resto de Europa (Hibell y col., 2004), ha hecho de la reducción del consumo (inadecuado) de alcohol, especialmente beber para emborracharse alcohólicas y las borracheras públicas, una prioridad del Gobierno Británico (Oficina Estatal, Unidad de Estrategia del Primer Ministro, 2004). De forma similar, la evidencia de un incremento en los trastornos de la conducta en los jóvenes(Collishaw y col., 2004) justifica diversas políticas para reducir el comportamiento antisocial.

Dada la bien establecida relación entre el consumo (inadecuado) de alcohol y el comportamiento antisocial (Plant y col., 1985; Sanford, 2001; Miczek y col., 2004; Rose y col., 2004) un importante paso de esta incorporan intentas para reducir el consumo de alcohol de los jóvenes. (Marsh y Fox, 1992).

Aunque bien documentada, la relación entre el consumo (inadecuado) de alcohol y el comportamiento antisocial no es simple, con distintas visiones que producen diferentes predicciones acerca de la dirección de la causalidad. Esto puede formularse como tres hipótesis básicas, representando efectos de desinhibición, susceptibilidad y reciprocidad respectivamente, cada una de los cuales puede aplicarse tanto a corto como a largo plazo.

La primera (hipótesis de desinhibición) postula que el alcohol causa o facilita el comportamiento antisocial en el corto (más inmediato) plazo, como consecuencia de los efectos agudos sobre el cerebro, en particular su impacto sobre el funcionamiento pre-frontal (Room y Collins 1988; Bushman y Cooper, 1990; Graham y col., 1988). Por ejemplo, un estudio de jóvenes concluyó que la violencia entre los individuos alcohol dependientes ocurría cuando, y posiblemente debido a que, estaban bajo la influencia del alcohol(Arseneaukt y col., 2000).

A largo plazo, hay un impacto potencial adicional del consumo crónico (inadecuado) de alcohol sobre el comportamiento antisocial por medio de la afectación del hipocampo (limitación de la memoria, del aprendizaje y consecuentemente del funcionamiento ejecutivo general) u otras limitaciones neurológicas Tapert y col., 2005; Howard, 2006). Además el exceso de alcohol puede asociarse con limitación en las relaciones con los padres y los semejantes, con dificultades en la escuela o el trabajo, con conflictos con las fuerzas de seguridad y con una cadena de relaciones pervertidas o antisociales (Brook y col., 1998).

Contrastando con la visión que predica un efecto del alcohol sobre el comportamiento antisocial, la segunda hipótesis (susceptibilidad) postula lo contrario; las personas con susceptibilidad a, o en la trayectoria de un comportamiento antisocial, consumen
alcohol en mayor medida que aquellos que son menos susceptibles. Por tanto, el comportamiento antisocial es la causa del consumo (inadecuado) de alcohol,
tanto a corto como a largo plazo. El consumo de drogas, incluyendo el alcohol, por los adolescentes se ha relacionado con características tales como pérdida de control y agresión a edades (mucho) más tempranas (Block y col., 1988; Windle, 1990; While y col., 1993; Brooke y col., 1996), ocasionando una incapacidad general para controlar el comportamiento. Esto podría surgir de diversas causas incluyendo factores genéti-
cos comunes (Clark y col., 2002; Cooper y col., 2003; Stallings y col., 2005) o factores sociales. Cada una de estas explicaciones es consistente con la noción de
que factores de orden superiores representan la esencia de los procesos psicopatológicos, en este caso expresado mediante la externalización de problemas (Krueger y col., 1998). Alternativamente (o adicionalmente), el comportamiento antisocial puede causar un consumo (inadecuado) del alcohol por medio de la asociación con otras personas antisociales consumidores de alcohol (Barnow y col., 2006).

Finalmente, la tercera (hipótesis recíproca) postula que tanto el consumo (inadecuado) de alcohol causa comportamiento antisocial como el comportamiento antisocial puede causar consumo (inadecuado) de alcohol, estableciéndose así un circuito retroalimentado.

A corto plazo, el alcohol y el comportamiento antisocial pueden alimentarse el uno al otro intensificando la agresión en contextos sociales particulares(Graham y col., 1998, 2000). A largo plazo, la consecuencia del consumo (inadecuado) de alcohol puede interactuar con factores individuales (impulsividad, búsqueda de sensaciones, personalidad agresiva) incrementando de esta manera la desregulación y los problemas de juicio, conduciendo a unos todavía peores consumos de alcohol y comportamiento antisocial (Howard, 2006; Measelle y col., 2006).

Cada una de las hipótesis comentadas anteriormente explica la relación entre el consumo (inadecuado) de alcohol y el comportamiento antisocial en general.

Problemas más específicos relacionados con el alcohol tales como peleas, discusiones o problemas con la policía debido a la bebida pueden ser efectos asociados de (tendencia hacia) un comportamiento antisocial en adición al consumo (inadecuado) de alcohol. Por tanto, las mismas tres hipótesis son relevantes para su pronóstico. Consecuentemente, la hipótesis de desinhibición insinúa que el consumo (inadecuado) de alcohol es un mejor factor de predicción de los problemas relacionados con el alcohol, la hipótesis de susceptibilidad que eso se predice mejor por el comportamiento antisocial y la hipótesis recíproca que tanto el alcohol como el comportamiento antisocial predicen problemas relacionados con el alcohol.

En apoyo de esta última, un estudio reciente halló que importantes factores de predicción de peleas de adolescentes relacionadas con el alcohol incluían un consumo elevado y frecuente de alcohol (insinuando desinhibición) y problemas en las escuelas tales como problemas de relación con los profesores o los compañeros o dificultades de atención (insinuando susceptibilidad) (Swahn y Donovan, 2005).

Informe completo

Revista RET


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