miércoles, 28 de julio de 2010

ENCUESTA SOBRE CONOCIMIENTOS, ACTITUDES, CREENCIAS Y CONDUCTAS EN REALCIÓN AL CONSUMO DE TABACO

Introducción Antecedentes, metodología y muestra del estudio

Antecedentes del Estudio

• El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) es la organización que agrupa al movimiento de prevención del tabaquismo en España.

• Desde su fundación, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT)tiene como una de sus responsabilidades principales desarrollar acciones sociales y formativas de cara al ciudadano con el objeto de reducir el consumo de tabaco entre la población española.

• La investigación realizada servirá al Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT)al desarrollo de nuevos planes de actuación específicos que contribuyan al éxito de este objetivo.

• A continuación se presentan los principales resultados obtenidos y su comparativa con los datos recogidos en la investigación llevada a cabo durante el año 2006.

Metodología -Ficha Técnica

• Metodología: cuantitativa, mediante cuestionario estructurado de duración estimada en 10 minutos

• Técnica: Entrevista telefónica asistida por ordenador (sistema C.A.T.I.)

• Ambito: Nacional (incluido Ceuta y Melilla)

• Universo: Población general de 18 y más años, residentes en el territorio nacional

• Muestra: se han realizado un total de 2.531 entrevistas. El margen de errorpara la hipótesis más desfavorable de p=q=50% y un nivel de confianza del 95.5%, es de ±1.99% para el total de la muestra (n=2.531 casos).

• Sistema de muestreo:

• Muestreo polietápico con selección de las unidades primarias de muestreo (municipios) aleatoria y selección de las últimas unidades (individuos) utilizando cuotas de sexo y edad.

• Afijación proporcional a la población de los diferentes estratos. Los estratos se han formado por el cruce entre las Comunidades Autónomas y el tamaño de hábitat.

• El trabajo de campose realizó entre el 18 de septiembre y el 3 de octubre de 2008.





Principales Resultados

1. El consumo de tabaco

Diferencias significativas por encima del Total Muestra
Diferencias significativas por debajo del Total Muestra


El consumo de tabaco (1)

Sumario

Prevalencia del consumo de tabaco

• El 76,0% de la población española no es consumidora de tabaco. Dentro de este colectivo, el 49,9% declara no haber fumado nunca (no fumador), y el 26,1% fumó en el pasado, pero ahora no lo hace (ex fumador).

• El grupo de no-fumadores está compuesto en su conjunto por un porcentaje superior de mujeres (57,7%) que de hombres (41,7%). La edad marca asimismo diferencias en este colectivo, que crece entre la población más mayor. Las personas que cuentan con unos niveles de formación básicos (63,2%) engrosan el grupo de no-fumadores en porcentajes muy superiores al resto.

• Por su parte, el grupo de ex fumadores está compuesto significativamente por más hombres que mujeres (31,6% y 20,8% respectivamente), con edades superiores a los 45 años.

• El 24,1% de la muestra se define como fumador.

• Con respecto a la distribución general de la población, el hábito del consumo de tabaco es inversamente proporcional a la edad (va descendiendo cuanto mayor es la edad de la población) y se concentra en mayor medida entre quienes tienen un nivel de estudios medios, sin apreciarse diferencias por la variable género.



El consumo de tabaco (2)

Sumario

• La población que tiene un consumo de tabaco más habitual (‘fuma como mínimo un cigarrillo al día’) representa el 19,6%, frente al 4,5% de los que tienen un hábito de consumo más esporádico u ocasional (‘fuma pero no cada día’).

• La frecuencia de consumo es superior especialmente en los cortes de edad más jóvenes, de 18 a 44 años.

• Se percibe cierta polarización entre los individuos que declaran fumar pero le gustaría dejarlo y aquellos que fuman pero no quieren dejarlo: ambos tienen niveles de penetración muy similares, tanto dentro de los fumadores habituales como dentro de los ocasionales. Si bien son los más jóvenes entre 18 y 29 años los que se desmarcan frente al resto, al manifestar una negativa superior a dejar de fumar.

• Cuando comparamos resultados con la encuesta realizada en 2006, observamos un nivel de población fumadora prácticamente idéntico (24.2% vs. 24.1% en 2008).

• Sin embargo, se aprecia un aumento importante del colectivo de ex fumadores (18,1% vs. 26,1% en el presente año). Esta variación que representa un incremento de ocho puntos sobre el 2006, podría venir explicada por algunas variaciones introducidas en la propia formulación de la pregunta y las diferentes alternativas de respuesta ofrecidas en 2008 frente a la encuesta anterior.


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CNPT

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martes, 27 de julio de 2010

DVD DOCUMENTAL: "HISTORIA DE UNA ADICCIÓN: LA COCAÍNA" (2009)

En los últimos años se ha producido un incremento en la prevalencia de consumo de la cocaína, con una tendencia hacia su uso por parte de población joven como sustancia recreativa, muchas veces en forma de policonsumo. Las consecuencias, tanto físicas como psíquicas, agudas y crónicas, que produce la cocaína han disparado la alarma socio-sanitaria entorno a la misma.


El documental “Historia de una adicción: la cocaína” (duración de 37 minutos), realizado bajo el asesoramiento científico de la Dra. Ochoa Mangado y el Dr. Madoz Gúrpide, con guión de Julio Soto (TheThinklab) y del Dr. Madoz Gúrpide, y la dirección artística de Julio Soto, cuenta con colaboración de los más reconocidos expertos nacionales e internacionales en el campo de las adicciones y el daño neuropsicológico (Carlos Álvarez Vara, Emilio Ambrosio, Antonio Bechara, Javier Tirapu, Antonio Verdejo, Nora Volkow), así como la participación de varios pacientes adictos a la cocaína. Está dirigido tanto a pacientes, familiares, profesionales y población general que buscan información, como a profesionales que precisan un material con el que trabajar con jóvenes, sujetos en riesgo, pacientes…


A lo largo del documental se recorre la historia de la adicción; los modos de consumo más habituales; el mecanismo de acción; los efectos tanto físicos como psíquicos, agudos y crónicos del consumo; así como el tratamiento de la adicción y las medidas de prevención. La empresa audiovisual TheThinklab ha conseguido un producto visualmente atractivo, ajustado en el tiempo, fácil de seguir por cualquier espectador, en el que se destacan los aspectos principales de la adicción a cocaína.


Resulta un producto con un valor científico relevante y con una gran utilidad para aquellos que estén interesados en el conocimiento de la cocaína y su adicción. Su realización ha sido posible gracias a la financiación del Plan Nacional Sobre Drogas (Ministerio de Sanidad y Política Social).


Acceso al resumen del video (2 minutos)

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MANUAL DE ADICCIONES PARA MÉDICOS ESPECIALISTAS EN FORMACIÓN

El manual parte de la evidencia científica y revisa los estudios sobre efectividad y eficacia de los diferentes tratamientos disponibles. Asimismo, establece recomendaciones terapéuticas claras y orientadas a la práctica clínica habitual.

El texto quiere contribuir a la disminución del estigma del enfermo psiquiátrico, particularmente el adicto, sobre el que muchos médicos en formación poseen una imagen negativa.

El manual va destinado a los más de 1900 médicos de medicina familiar y comunitaria así como más de 200 psiquiatras en formación que cada año se incorporan en las respectivas convocatorias MIR. La elaboración del Manual se inició con una revisión bibliográfica exhaustiva y estudio de publicaciones existentes en el ámbito de las adicciones.

Tiene una estructura muy manejable, tipo libro de bolsillo, con fácil búsqueda de los diferentes capítulos, tanto para la consulta como para las situaciones especiales y/o de urgencias. La obra ha sido desarrollada por expertos en adicciones, especialistas en psiquiatría, medicina interna y medicina legal.


Nota: Disponemos de un pequeño número de ejemplares de esta publicación. En caso de estar interesados, indicadnos la dirección postal donde enviar un ejemplar y os lo hacemos llegar.




1. Situación actual del consumo de drogas

1. Introducción

2. Datos sobre consumo de drogas ilegales: perspectiva mundial.

3. Datos sobre consumo de drogas: perspectiva europea

4. Datos sobre consumo de drogas: perspectiva nacional.

5. Bibliografía



1. INTRODUCCIÓN
Los problemas de salud relacionados con el consumo de drogas constituyen un motivo de consulta frecuente en la práctica clínica cotidiana y su magnitud supone un grave problema para la salud pública en todo el mundo. Aunque existe una percepción social, casi generalizada, que concede mayores repercusiones negativas para la salud al consumo de drogas ilegales, lo cierto es que los datos muestran que, por ahora, el consumo de drogas legales ocupa los primeros lugares en cuanto a problemática para la salud derivada de su consumo (Pereiro 2006).

Según la OMS, para el año 2002, en España el tabaco explicaría el 16,8% de la mortalidad, el alcohol el 3% y las drogas ilegales el 0,6%. Respecto a la carga de enfermedad, el tabaco explicaría el 12,3%, el alcohol el 7,6% y las drogas ilegales el 3,9% (WHO 2005).

Estos datos son coincidentes con los observados a nivel mundial en donde la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una de las causas más frecuentes e importantes de morbi-mortalidad a escala mundial (Morera 2005) y es un hecho ampliamente aceptado que el tabaquismo causa de un 25 a un 30% de las muertes por cáncer con distintas localizaciones (Levi 1999).

Los problemas médicos derivados del consumo excesivo de alcohol constituyen uno de los problemas sanitarios más importantes tanto en los países industrializados como en los emergentes.

Del reconocimiento inicial para la asociación entre alcoholismo y cirrosis hepática, una de las principales causas de muerte en la población adulta, se ha ido conociendo como el alcohol puede afectar gravemente a otros órganos y sistemas, entre ellos el sistema nervioso central. Los efectos que tiene sobre el cerebro el consumo agudo o continuado de alcohol posibilitan la aparición de múltiples daños y enfermedades neurológicas de frecuente aparición así como la propia enfermedad adictiva. En definitiva, el uso nocivo de alcohol es uno de los principales factores que contribuyen a la mortalidad prematura y a la carga de morbilidad evitable en todo el mundo, por lo que influye sobremanera en la salud pública. Se han estimado en más de 2,3 millones de muertes las asociadas al alcohol en el mundo para el año 2002, lo que supuso un 4.4% de la carga mundial de morbilidad (OMS 2007).

En las dos últimas décadas del siglo XX, el consumo de drogas ilegales adquirió especial trascendencia en relación con las complicaciones infecciosas derivadas del consumo de drogas focalizadas en el SIDA. Esta enfermedad incidió de forma notable en los usuarios a drogas por vía parenteral (UDVP) de nuestro entorno, sobre todo en los años iniciales de la pandemia, cuando en nuestro país el porcentaje de los casos de SIDA que se diagnosticaba en este colectivo llegó a ser hasta del 68% del total para todas las categorías relacionadas con la transmisión de la infección (Ministerio de Sanidad y Consumo 2009). Aunque el síndrome de inmunodeficiencia humana acaparó la mayor parte de la atención en cuanto a las complicaciones infecciosas del consumo de drogas, es preocupante el panorama futuro derivado de las hepatitis víricas que afectan a los usuarios de drogas, en especial la Hepatitis por el Virus C. En el mundo occidental, desde 1992, al menos dos tercios de las infecciones por VHC se relacionan con el consumo de drogas ilegales y aunque esta tendencia evoluciona hacia la disminución de forma clara, la prevalencia de infectados es enorme (Pereiro y Castro 2004).

Las consecuencias derivadas de la cronificación de la Hepatitis C, tanto a nivel de morbimortalidad como de costes sanitarios, constituyen uno de los problemas que, desde el punto de vista estratégico sanitario, es preciso tener en cuenta por los responsables del diseño de políticas sanitarias como ya ha señalado el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías.

Aunque el SIDA y las Hepatitis parecen haber dejado en un segundo plano a otras infecciones lo cierto es que, los adictos están en riesgo de adquirir una amplia variedad de patología infecciosa: infecciones cutáneas y de partes blandas, infecciones óseas y articulares, afectación ocular, infecciones intravasculares especialmente endocarditis, infecciones pulmonares con inclusión de la tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual y otras de menor relevancia, como el tétanos, botulismo y paludismo, constituyen las principales infecciones asociadas a la drogadicción parenteral (Morano y Vázquez 2006).

2. DATOS SOBRE CONSUMO DE DROGAS ILEGALES: PERSPECTIVA MUNDIAL La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) es una agencia de las Naciones Unidas que tiene por objetivo luchar contra las drogas y el crimen organizado transnacional. Esta agencia publica un informe anual, sobre las drogas que nos permite acercarnos de forma exhaustiva a los problemas relacionados con el consumo de drogas en todo el mundo (UNODC 2009) desde varias perspectivas, tales como el nivel de consumo, la producción, los delitos relacionados con las drogas, etc. En el informe del año 2009 se facilitan los datos que a continuación se reproducen.

2.1 Consumo estimado de drogas y demanda de tratamiento La UNODC estima que en 2007 entre 172 millones y 250 millones de personas consumieron drogas ilícitas por lo menos una vez el año anterior. No obstante, estas cifras elevadas incluyen a muchos consumidores ocasionales que tal vez han probado drogas solo una vez en todo el año. Es importante, pues, también disponer de estimaciones del número de personas que son consumidores “problemáticos” de drogas o grandes consumidores. Este grupo representa el mayor consumo de drogas todos los años; probablemente sean drogodependientes, se beneficiarían mediante tratamiento y es posible que su nivel de consumo tenga importantes consecuencias para la salud pública y el orden público. Según las estimaciones de la UNODC en 2007 había entre 18 y 38 millones de consumidores problemáticos de drogas de 15 a 64 años.

El número de personas que consumieron opiáceos por lo menos una vez en 2007 se estima entre 15 millones y 21 millones a nivel mundial. Se cree que más de la mitad de la población del mundo que consume opiáceos vive en Asia. Para la cocaína se estima entre 16 y 21 millones a nivel mundial el número total de personas que la consumieron por lo menos en una ocasión en el año 2007. El mayor mercado sigue siendo América del Norte, seguido de Europa occidental y central y América del Sur.

El Cannabis es con mucho la droga ilegal más consumida y se estima que el número total de personas que lo consumieron por lo menos una vez en 2007 varía entre 143 millones y 190 millones. Los niveles más altos de consumo siguen estando en los mercados establecidos de América del Norte y Europa occidental, aunque los estudios recientes parecen indicar que en los países desarrollados está disminuyendo el nivel de consumo, especialmente entre los jóvenes. La UNODC estima también que entre 16 millones y 51 millones de personas de 15 a 64 años consumieron sustancias del grupo de las anfetaminas por lo menos una vez en 2007; el número que utilizó drogas del grupo del “éxtasis” por lo menos una vez se estima entre 12 millones y 24 millones a nivel mundial.

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Socidrogalcohol

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sábado, 24 de julio de 2010

INFORME MUNDIAL SOBRE LAS DROGAS 2010

Referencias a Brasil y el Cono Sur1

Cocaína

Producción de cocaína

La superficie mundial cultivada con coca disminuyó un 5% el año pasado, de 167.600 hectáreas en 2008 a 158.800 hectáreas en 2009. Este cambio se debe principalmente a una disminución significativa en Colombia, no compensada por los aumentos en Perú y en el Estado Plurinacional de Bolivia. La superficie mundial de cultivo de coca disminuyó un 28% durante el período 2000-2009. En 2009, Colombia representó alrededor del 43% del cultivo mundial, Perú contribuyó con 38% y el Estado Plurinacional de Bolivia con 19%. (pág. 16)

Aún que los traficantes colombianos tengan producido la mayoría de la cocaína del mundo en los últimos años, entre 2000 y 2009, el área bajo cultivo de coca en Colombia se redujo en un 58%, debido principalmente a la erradicación. Al mismo tiempo, el cultivo de coca aumentó un 38% en Perú y más del doble en el Estado Plurinacional de Bolivia (hasta 112%), mientras que los traficantes de ambos países aumentaron su propia capacidad para producir cocaína. (pág. 16)

En 2008, los gobiernos informaron la detección de 9.730 instalaciones clandestinas (“laboratorios") que participan en el procesamiento de coca, en comparación con 7.245 en 2007. (…) Más del 99% de los laboratorios de procesamiento de coca se encuentran en los tres países que cultivan la coca: Estado Plurinacional de Bolivia, Colombia y Perú. En los últimos cuatro años, se produjo un aumento significativo en el número de laboratorios de procesamiento de coca destruidos en estos países y también a escala mundial. En 2008, laboratorios de cocaína fueron registrados en otros países de América del Sur, como Argentina (20), República Bolivariana de Venezuela (10), Chile (4) y Ecuador (3). (pág. 164)





El Informe Mundial sobre Drogas se basa principalmente en cuestionarios (llamados ARQ) enviados por
los países miembros de la ONU a UNODC en 2009. Los datos se complementan con otros medios,
cuando es necesario y hay recursos disponibles. Limitaciones importantes: los informes ARQ no son tan
sistemáticos en términos del número de países que respondieron, y muchos países no cuentan con
sistemas de vigilancia necesarios para producir datos confiables y comparables a nivel internacional. Pero
los sistemas de vigilancia de los países están mejorando y UNODC ha contribuido a ese progreso.




Tráfico de cocaína

Las incautaciones de cocaína en América del Sur alcanzaron un nivel récord en 2008, sumando 418 toneladas (incluso la base de cocaína y sales) - casi un tercio más que el nivel en 2007 (322 toneladas). En términos absolutos, el mayor incremento desde 2007 ha sido, con mucho, la registrada en Colombia (un aumento de 61,9 toneladas). En términos relativos, aumentos significativos se registraron también en Perú (donde casi se duplicaron las incautaciones), en el Estado Plurinacional de Bolivia (donde las incautaciones aumentaron en un 62%), Argentina (51%), Brasil (21%) y Ecuador (12%). Una excepción a la tendencia general de aumento en América del Sur fue Chile, que registró una disminución del 12%. Las incautaciones en la República Bolivariana de Venezuela se mantuvieron esencialmente estables. (pág. 166)

Tradicionalmente, la mayoría de la cocaína que sale de Colombia deja el país directamente, por mar o por aire, a través del Golfo de México o del Pacífico. Pero el aumento en las incautaciones, combinado con cambios en mercado de demanda, ha aumentado la importancia de los países de tránsito, en particular la República Bolivariana de Venezuela, Ecuador y Brasil. (pág. 234)



Hay razones para preocupación por el impacto potencial del tráfico de cocaína en la estabilidad de Venezuela, incluyendo un paralelo con la situación colombiana. La República Bolivariana de Venezuela ha tenido grupos insurgentes, como el Frente Bolivariano de Liberación, que son muy similares a las FARC. Estos grupos han sido efectivamente cooptados por el Gobierno, pero mantienen células armadas, incluyendo algunas en la frontera con Colombia, Ecuador y Brasil. El Gobierno también ha comenzado a armar y apoyar a milicias civiles (la “reserva nacional”). La experiencia en otros países ha demostrado que esta medida puede alimentar la delincuencia organizada. (pág. 234)

Hay también en curso traslados de cocaína por vía aérea desde varios países sudamericanos (Brasil, Argentina, Uruguay etc.), países del Caribe (Antillas Holandesas, República Dominicana, Jamaica etc.) y países de Centroamérica (incluyendo Costa Rica) a destinos en Europa. (…) Los traslados también se envían en pequeños aviones modificados desde la República Bolivariana de Venezuela y Brasil a diversos destinos de África Occidental. (pág. 84)

Incautaciones de cocaína neerlandesas también han caído bruscamente en los últimos años. Eso es resultado de la política de “control 100%” en las Antillas y en el aeropuerto de Schiphol (Ámsterdam), que redujo el número de correos de drogas en el Caribe y en varios países de América del Sur, mejoró los controles de contenedores, así como los crecientes esfuerzos para detener los envíos antes de que lleguen a los Países Bajos. Por ejemplo, en 2008, la Brigada Nacional contra la Delincuencia arrestó a varias personas que planeaban enviar a los Países Bajos 2,6 toneladas de cocaína almacenada en un depósito en Sao Paulo, Brasil. (...) (pág. 85)


En 2008, por primera vez, Francia incautó más cocaína que cualquier otro país Europeo, aparte de España. La mayor parte de esa cocaína (6 de 8,2 millones de toneladas) fue capturada en el mar, principalmente cerca de los territorios franceses ultramarinos en el Caribe o cerca de la costa occidental africana. Las incautaciones de cocaína que se remontan a los propios países de África Occidental, sin embargo, ascendieron a sólo 0,3 toneladas en 2008. La mayoría de la cocaína incautada en Francia en 2008 es proveniente de Brasil (40% del total) o de la República Bolivariana de Venezuela (21% del total). La cocaína traficada por Brasil muy probablemente se originó en Perú o en el Estado Plurinacional de Bolivia, lo que refleja la creciente importancia de estos productores a Europa. (pág. 85)


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UNODC Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito

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miércoles, 21 de julio de 2010

La Declaración de Viena

La penalización de los consumidores de drogas ilícitas está fomentando la epidemia de VIH con consecuencias sociales y de salud, tremendamente negativas. Se necesita una completa reorientación de la política.

En respuesta a los daños sociales y de salud ocasionados por las drogas ilícitas, se desarrolló, con el auspicio de las Naciones Unidas, un gran régimen internacional de prohibición de drogas.1 Décadas de investigación proporcionan una extensa evaluación de los impactos de la “Guerra contra las drogas” global; y mientras miles de individuos se reúnen en Viena en la XVIII Conferencia Internacional sobre SIDA, la comunidad científica internacional pide un reconocimiento de las limitaciones y perjuicios de la prohibición de drogas, y una reforma de la política de drogas para retirar barreras hacia una efectiva prevención de VIH, tratamiento y cuidados.

La prueba de que la aplicación de la ley fracasó en evitar la disponibilidad de drogas ilegales, en comunidades donde hay demanda, es ahora inequívoca.2, 3 Durante las últimas décadas, sistemas de vigilancia de drogas, nacionales e internacionales, han demostrado un modelo general de baja del precio de la droga, y aumento de su pureza –a pesar de masivas inversiones en la aplicación de leyes antidrogas.3, 4

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Más aún, no hay evidencia que mayor fiereza en la aplicación de la ley reduzca significativamente la prevalencia en el uso de drogas.5 Los datos también demuestran claramente que está creciendo el número de países donde se inyectan drogas ilegales; siendo las mujeres y los niños cada vez más afectados.6 Fuera del África Subsahariana, la inyección de drogas representa aproximadamente uno en tres nuevos casos de VIH.7, 8 En algunas áreas donde el VIH se está extendiendo más rápidamente, tales como Europa Oriental y Asia Central, el predominio de VIH puede llegar hasta un 70% entre personas que se inyectan drogas, y en otras áreas más de 80% de todos los casos de VIH están dentro de este grupo. 8

Vista la abrumadora evidencia de que la aplicación de la ley antidrogas no ha logrado alcanzar los objetivos indicados, es importante que se admitan y se encaren sus consecuencias nocivas. Estas consecuencias incluyen, pero no se limitan a:

* Epidemias de VIH estimuladas por la penalización de quienes usan drogas ilícitas, y por las prohibiciones de proveer agujas esterilizadas y tratamientos con sustitución de opioides.9, 10
* Brotes de VIH entre consumidores encarcelados e institucionalizados, como resultado de las políticas y leyes punitivas y la falta de servicios de prevención de VIH en estos ambientes.11-13
* La socavación de los sistemas de salud públicos cuando la aplicación de la ley aleja a los consumidores de los servicios asistenciales y de prevención y los empuja a ambientes donde aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas (por ej. VIH, hepatitis C y B, y tuberculosis) y otros estragos.14-16
* Crisis en el sistema penal, por porcentajes de encarcelación sin precedentes, en un número de naciones. 17, 18 Esto ha afectado negativamente el funcionamiento social de comunidades enteras. Aunque la disparidad racial, en porcentajes de encarcelación por delitos de drogas, es evidente en muchos países del mundo, el impacto ha sido particularmente severo en Estados Unidos, donde aproximadamente uno de cada nueve hombres afroamericanos entre 20 y 34 años de edad van a la cárcel un día cualquiera; principalmente por la aplicación de la ley antidrogas.19
* Estigmatización de las personas que usan drogas ilícitas, lo que refuerza la popularidad política de penalizar a los consumidores de drogas y socava la prevención de VIH y otros esfuerzos de promoción de salud. 20, 21
* Severa violación de derechos humanos, incluyendo tortura, trabajo forzado, tratamiento degradante e inhumano y ejecución de delincuentes de drogas en un número de países.22, 23
* Un mercado ilícito masivo, con un valor anual estimado en 320.000 millones de dólares estadounidenses.4 Este lucro sigue completamente fuera del control del gobierno. Fomenta el crimen, la violencia y la corrupción en incontables comunidades urbanas y ha desestabilizado países enteros como Colombia, México y Afganistán.4
* Miles de millones de dólares de los contribuyentes malgastados en la estrategia “Guerra contra las Drogas”, en un intento de controlar la droga que, no solo no logra los objetivos indicados, sino que directa o indirectamente contribuye a los estragos arriba mencionados.24


Lamentablemente, este evidente fracaso de la prohibición de drogas en lograr sus objetivos indicados, así como las severas consecuencias negativas de estas políticas, son frecuentemente rechazadas por aquellos que tienen intereses creados en mantener el status quo.25 Esto produce confusión entre el público y ha costado incontables vidas. Los gobiernos y las organizaciones internacionales tienen la obligación moral y legal de reaccionar frente a esta crisis, y deben intentar promulgar estrategias alternativas, basadas en evidencias, que reduzcan de manera efectiva los estragos de las drogas sin crear perjuicios propios. Nosotros, los abajo firmantes, apelamos a los gobiernos y organizaciones internacionales, incluyendo las Naciones Unidas, para que:

* Emprendan una revisión transparente de la efectividad de las actuales políticas de drogas.
* Implementen y evalúen un enfoque empírico de salud pública, que encare los estragos individuales y de la comunidad provenientes del uso de drogas ilícitas.
* Despenalicen a los consumidores de drogas, aumenten progresivamente las opciones de tratamientos de dependencia, basados en pruebas, y supriman los centros de tratamientos obligatorios, ineficaces, que violan la Declaración Universal de Derechos Humanos.26
* Que categóricamente apoyen y amplíen los fondos para la implementación de un paquete exhaustivo de intervenciones VIH enunciadas en la Guía de Objetivos de OMS, ONUDD y ONUSIDA.27
* Involucren, de manera significativa, a la comunidad afectada, en el desarrollo, monitoreo e implementación de servicios y políticas que impactan sus vidas.


También apelamos al Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Ban Ki-moon, para que con urgencia implemente medidas que aseguren que el sistema de las Naciones Unidas –incluyendo la Junta Internacional de Control de Narcóticos- hablen con una sola voz en apoyo de la despenalización de los consumidores de drogas y la implementación de estrategias, basadas en pruebas, para controlar la droga. 28

El fundamentar las políticas de drogas en evidencias científicas no eliminará el consumo de drogas o los problemas derivados de la inyección de drogas. Sin embargo, la reorientación de políticas de drogas hacia estrategias basadas en pruebas, que respeten, protejan y cumplan con los derechos humanos, tiene la potencialidad de reducir los estragos de las actuales políticas y permitiría redirigir vastos recursos financieros hacia donde son más necesitados: implementar y evaluar la prevención basada en pruebas, reglamentación y programas de tratamiento y reducción de daños.


REFERENCES
1. William B McAllister. Drug diplomacy in the twentieth century: an international history. Routledge, New York, 2000.
2. Reuter P. Ten years after the United Nations General Assembly Special Session (UNGASS): assessing drug problems, policies and reform proposals. Addiction 2009;104:510-7.
3. United States Office of National Drug Control Policy. The Price and Purity of Illicit Drugs: 1981 through the Second Quarter of 2003. Executive Office of the President; Washington, DC, 2004.
4. World Drug Report 2005. Vienna: United Nations Office on Drugs and Crime; 2005.
5. Degenhardt L, Chiu W-T, Sampson N, et al. Toward a global view of alcohol, tobacco, cannabis, and cocaine use: Findings from the WHO World Mental Health Surveys. PLOS Medicine 2008;5:1053-67.
6. Mathers BM, Degenhardt L, Phillips B, et al. Global epidemiology of injecting drug use and HIV among people who inject drugs: A systematic review. Lancet 2008;372:1733-45.
7. Wolfe D, Malinowska-Sempruch K. Illicit drug policies and the global HIV epidemic: Effects of UN and national government approaches. New York: Open Society Institute; 2004.
8. 2008 Report on the global AIDS epidemic. The Joint United Nations Programme on HIV/AIDS; Geneva, 2008.
9. Lurie P, Drucker E. An opportunity lost: HIV infections associated with lack of a national needle-exchange programme in the USA. Lancet 1997;349:604.
10. Rhodes T, Lowndes C, Judd A, et al. Explosive spread and high prevalence of HIV infection among injecting drug users in Togliatti City, Russia. AIDS 2002;16:F25.
11. Taylor A, Goldberg D, Emslie J, et al. Outbreak of HIV infection in a Scottish prison. British Medical Journal 1995;310:289.
12. Sarang A, Rhodes T, Platt L, et al. Drug injecting and syringe use in the HIV risk environment of Russian penitentiary institutions: qualitative study. Addiction 2006;101:1787.
13. Jurgens R, Ball A, Verster A. Interventions to reduce HIV transmission related to injecting drug use in prison. Lancet Infectious Disease 2009;9:57-66.
14. Davis C, Burris S, Metzger D, Becher J, Lynch K. Effects of an intensive street-level police intervention on syringe exchange program utilization: Philadelphia, Pennsylvania. American Journal of Public Health 2005;95:233.
15. Bluthenthal RN, Kral AH, Lorvick J, Watters JK. Impact of law enforcement on syringe exchange programs: A look at Oakland and San Francisco. Medical Anthropology 1997;18:61.
16. Rhodes T, Mikhailova L, Sarang A, et al. Situational factors influencing drug injecting, risk reduction and syringe exchange in Togliatti City, Russian Federation: a qualitative study of micro risk environment. Social Science & Medicine 2003;57:39.
17. Fellner J, Vinck P. Targeting blacks: Drug law enforcement and race in the United States. New York: Human Rights Watch; 2008.
18. Drucker E. Population impact under New York's Rockefeller drug laws: An analysis of life years lost. Journal of Urban Health 2002;79:434-44.
19. Warren J, Gelb A, Horowitz J, Riordan J. One in 100: Behind bars in America 2008. The Pew Center on the States Washington, DC: The Pew Charitable Trusts 2008.
20. Rhodes T, Singer M, Bourgois P, Friedman SR, Strathdee SA. The social structural production of HIV risk among injecting drug users. Social Science & Medicine 2005;61:1026.
21. Ahern J, Stuber J, Galea S. Stigma, discrimination and the health of illicit drug users. Drug and Alcohol Dependence 2007;88:188.
22. Elliott R, Csete J, Palepu A, Kerr T. Reason and rights in global drug control policy. Canadian Medical Association Journal 2005;172:655-6.
23. Edwards G, Babor T, Darke S, et al. Drug trafficking: time to abolish the death penalty. Addiction 2009;104:3.
24. The National Centre on Addiction and Substance Abuse at Columbia University (2001). Shoveling up: The impact of substance abuse on State budgets.
25. Wood E, Montaner JS, Kerr T. Illicit drug addiction, infectious disease spread, and the need for an evidence-based response. Lancet Infectious Diseases 2008;8:142-3.
26. Klag S, O'Callaghan F, Creed P. The use of legal coercion in the treatment of substance abusers: An overview and critical analysis of thirty years of research. Substance Use & Misuse 2005;40:1777.
27. WHO, UNODC, UNAIDS 2009. Technical Guide for countries to set targets for universal access to HIV prevention, treatment and care for injection drug users.
28. Wood E, Kerr T. Could a United Nations organisation lead to a worsening of drug-related harms? Drug and Alcohol Review 2010;29:99-100.

Original

La Declaración de Viena

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martes, 20 de julio de 2010

Buenas prácticas para la reinserción sociolaboral de la población de mujeres ex drogadictas

A quién están dirigidas estas buenas prácticas…

A las y los PROFESIONALES de la RED DE ATENCIÓN A PERSONAS DROGODEPENDIENTES

A las y los PROFESIONALES de otras REDES DE ATENCIÓN A PERSONAS EN SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD SOCIAL

A las y los PROFESIONALES de los RECURSOS DE APOYO SOCIAL

A las INSTITUCIONES y ENTIDADES PÚBLICAS Y PRIVADAS gestoras de estos recursos

Qué se pretende con estas buenas prácticas…

Establecer buenas prácticas en los procesos de reinserción laboral de la población de mujeres ex drogodependientes

Potenciar la reinserción laboral de las mujeres ex drogodependientes. Conocer la situación actual del mercado laboral en cuanto a oferta y demanda de empleos, especialmente en lo referido a la población de mujeres. Explotar la reinserción laboral como método apropiado para evitar la brecha de género entre hombres y mujeres. Promover la reinserción laboral como herramienta fundamental para la inserción social del colectivo ex drogodependiente y en concreto de las mujeres.

Con el objeto de aumentar su empleabilidad promover, no sólo la inserción laboral de las mujeres, sino también el mantenimiento de ese empleo conseguido. Conocer técnicas de búsqueda y mantenimiento del empleo. Dar a conocer los procesos exitosos de reinserción laboral de mujeres ex drogodependientes, porque supone una herramienta de empoderamiento de las propias mujeres protagonistas de dichos procesos Promover empleos de calidad para este colectivo.

Qué se ofrece en estas buenas prácticas:

Antes de comenzar el proceso de reinserción laboral:

“un trabajo muchas veces ellas piensan que es la solución mágica, pero para encontrar primero el trabajo tienes que haber arreglado una situación que ellas todavía no lo han hecho” (profesional recurso reinserción laboral) En general, si se acude a las cifras y simplemente realizando una labor de observación en los recursos de atención a personas drogodependientes, ya sean de urgencia, de atención para la minimización del daño producido por el consumo, de desintoxicación o de reinserción sociolaboral, se comprueba que son pocas las mujeres que acuden a estos espacios o que mantienen una asistencia de continuidad en ellos.

¿POR QUÉ NO ACUDEN MUJERES AL RECURSO O ACUDEN EN MUCHA MENOS PROPORCIÓN QUE EN EL CASO DE LOS VARONES? ¿TIENEN LAS MUJERES USUARIAS DEL RECURSO OTRAS PROBLEMÁTICAS ESPECÍFICAS AL MARGEN DE SU NECESIDAD DE EINSERCIÓN LABORAL? ¿CÓMO PUEDO SABER SI TIENEN ESTAS PROBLEMÁTICAS Y CÓMO PUEDO SOLUCIONARLAS? ¿DE QUÉ FORMA INFLUYEN ESTAS PROBLEMÁTICAS EN SU PROCESO DE REINSERCIÓN SOCIOLABORAL Y DE RECUPERACIÓN PERSONAL?


“sí es cierto que las mujeres que son derivadas a nuestros recursos no enganchan, quiero decir… no mantienen una permanencia. Y los hombres sí que la mantienen” (profesional recurso de reinserción laboral)

Por eso, y a pesar de que estas Buenas Prácticas están enfocadas al último de los escalones que una persona ex consumidora debería alcanzar para su integración normalizada, la reinserción socio laboral, y por lo tanto debemos centrarnos en los espacios donde se trabaja este paso, es necesario que hagamos referencia al resto de las esferas de la atención a este colectivo y ubicar a estas mujeres consumidoras o ex consumidoras en un mundo, que como tantos otros, es eminentemente masculino. Y aquí queremos que se entienda lo que queremos decir: no nos referimos a que el colectivo de drogodependientes sea eminentemente de varones, sino a que las personas drogodependientes que acuden a algún tipo de recurso de atención, sí son en su mayoría hombres. También a los recursos de orientación laboral.

Es fundamental saber que esto está sucediendo y por qué está sucediendo, y no es válida la actitud de pasividad ante la ausencia de mujeres en los recursos de atención, ni tampoco es apropiado justificar la inexistencia de unos protocolos de intervención específicos ante este hecho si no se reflexiona más allá de una primera y superficial constatación.

Que no acudan mujeres a los recursos no significa que no existan. “la asistencia de mujeres a los recursos de atención no se corresponde con la realidad de mujeres consumidoras que existen” (profesional recurso de reinserción laboral) “creo que en general el colectivo drogodependiente … los que acceden más a recursos de empelo son más hombres que mujeres, en general” (profesional recurso de reinserción laboral)

“también tenemos que ser más imaginativos, y más creativos a la hora también de acercarnos a esta población, porque si la población no llega, no llega, no llega, pues no podemos estar diciendo “es que no llega”, no, no, también tendremos que ver cómo acercarnos a ellas y tocarles los puntos en donde pueden empatizar ellas con nosotros y nosotros con ellas, y sentirse seguras también para empezar lo que tú dices, a expresar sus problemáticas reales”

Informe completo

Fundación Atenea

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jueves, 8 de julio de 2010

Informes de la Comisión Clínica: Heroína

En estos últimos veinticinco años, el panorama ha cambiado de forma asombrosa. Desde una tendencia a la interpretación psicosocial del fenómeno de la dependencia como una conducta desviada del individuo, sin apenas referencias previas y proponiendo, casi exclusivamente, programas libres de drogas, se ha avanzado hasta conseguir un nada despreciable dominio, basado en la experiencia y en la evidencia científica, de los modelos de intervención bio-psico-sociales, de los métodos de diagnóstico y evaluación, y del diseño y programación de los circuitos terapéuticos del paciente adicto a la heroína.

Se ha consolidado, de modo definitivo, la consideración de la adicción a la heroína como una enfermedad crónica, recidivante y de características complejas, y se ha mejorado y extendido, ostensiblemente, la oferta de tratamientos para el adicto que, en la actualidad y desde hace ya muchos años, contemplan la asistencia ambulatoria, el eventual ingreso hospitalario para desintoxicación, las comunidades terapéuticas y el trabajo de reinserción social a través de formación profesional, orientada al empleo, compensación escolar y asesoría legal.

Todos estos avances son el resultado de la respuesta de las Administraciones Públicas, tanto la del Estado como las de las Comunidades Autónomas, que han coordinado sus esfuerzos a través del Plan Nacional sobre Drogas, como lo son también de la colaboración social ante la complicada situación a la que todos nos enfrentábamos en aquellos años.

La coordinación de esfuerzos permitió tomar decisiones normativas valientes, a veces desafiantes para su tiempo, que impulsaron el desarrollo de los programas de disminución de riesgos y reducción de daños, entonces muy impopulares. Aún hoy, lamentablemente, estos programas son todavía rechazados por unos pocos desde posiciones
ético-credenciales, cuando no son más que la razonable y ponderada utilización de los conocimientos psicológicos, sociales y biomédicos para reducir los riesgos y los daños añadidos a una enfermedad crónica y de difícil manejo.

En la actualidad, los consumos de heroína son muy distintos a los de hace 25 años. Si en 1985, la heroína motivaba prácticamente la totalidad de las demandas y admisiones a tratamiento, en el año 2008 era la causa de sólo el 39,3%, habiendo sido sustituida por la cocaína como sustancia responsable del mayor número de demandas.

Existe un colectivo de heroinómanos de aquellos años, con edades superiores a los 50 años, que sobrevive a pesar del SIDA y de otras enfermedades infecciosas y sigue precisando atención y asistencia, pero su estilo de vida y sus hábitos de consumo han cambiado sustantivamente.

La población que inicia ahora el consumo de heroína suele ser policonsumidora de muchas otras sustancias y su perfil no tiene nada que ver con aquel otro de marginalidad, delincuencia, desarraigo socio familiar, fracaso escolar de larga duración y en el límite de la exclusión social que caracterizó a la de los años 80.

La heroína fue el yunque en el que se forjaron la mayor parte de los profesionales de las redes y de los Planes Autonómicos y, a través de la experiencia acumulada, nos ha sido más fácil entender el abuso de las nuevas sustancias y ha propiciado la existencia de un mecanismo semejante a una cremallera entre las políticas sociales y el ámbito sanitario, entre las Administraciones Públicas, las ONGs y otros muchos agentes sociales. Es responsabilidad de todos el lograr su óptimo funcionamiento.

Mucho es lo aprendido desde la epidemia de heroína de los años 80. Este Informe resume y actualiza los conocimientos adquiridos, partiendo de la historia del opio y revisando los aspectos epidemiológicos, diagnósticos, clínicos, farmacológicos y terapéuticos en su perspectiva multiprofesional y multidisciplinar. Dedica alguno de sus capítulos a las enfermedades y complicaciones derivadas o concomitantes con el abuso de heroína, así como a algunos aspectos médico-legales que siguen siendo relevantes hoy día.

El producto final editado ha sido el contenido más debatido, reformado y revisado de todas las monografías que le han precedido en el seno de la Comisión Clínica. La acumulación de datos, experiencia e investigación ha obligado a un proceso de selección crítico y laborioso, con la intención de ofrecer un texto asequible a la mayoría de los formadores de opinión a quienes se dirige, aminorando el peso, en la medida de lo posible, del lenguaje técnico y de los conceptos teóricos muy especializados.

Por último, en nombre del Ministerio de Sanidad y Política Social, quisiera agradecer a todos los miembros de la Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas la profesionalidad, el celo y el esfuerzo desinteresado que han demostrado en la elaboración de este informe.

I. Introducción
El opio es el jugo extraído de las cápsulas de la adormidera (Papaver somniferum). Se obtiene por una incisión poco profunda en la cápsula tras lo que aparece el mencionado jugo también llamado látex. De cada cápsula de adormidera pueden recogerse de 10 a 100 mg de opio.



Las semillas de la amapola del sueño y los hermosos cálices del fruto aparecen ya en ajuares funerarios de tumbas desde la Edad del Bronce, en la transición al Neolítico. Es el periodo de cambio de la sociedad cazadora y nómada hacia la sedentaria y agrícola.

Ya entonces eran conocidas sus propiedades analgésicas y estupefacientes. Era un conocimiento restringido a ciertos niveles de autoridad que se relacionaba con los rituales religiosos vinculados a la comida, la abundancia y la renovación de la vida.

Ha convivido con la humanidad durante más de 6.000 años sin apenas dar problemas hasta el siglo XIX y muchos siglos antes de que el alcohol o el cáñamo estuviesen presentes en los hábitos alimentarios y religiosos de los humanos(1).

Algunos usos de las semillas de la amapola son tan arcaicos como actuales: el añadirlas a la confección del pan sigue estando en auge, especialmente en Europa Central. Las semillas (unos puntitos negros o grises que llegan a cubrir la corteza, a veces) contienen mínimas, pero medibles, cantidades de alcaloides de opio, pero no son objeto de alarma social ni sanitaria. El conflicto se planteó a partir de la manipulación selectiva del jugo (opion), que se consigue “sangrando” con incisiones verticales el cáliz semifresco de las flores: ese es el “opio” al que nos vamos a referir.

Las cosas han ido cambiando

Las mezclas de opio con bebidas alcohólicas tienen una larga historia bien conocida como medicina y como afrodisíacos, aunque también fue el producto venenoso y eutanásico preferido por los líderes de los imperios persa, griego y romano. Fue mayor causa de muerte que la amarga cicuta, el veneno mortal usado para matar por sentencia firme.

No hay constancia de su abuso ni de su consumo social extendido hasta mediados del siglo XVI y, aún así, sin conllevar alarma social. Los españoles extendimos la costumbre de fumar la mezcla de tabaco con opio. En tiempos de Felipe II, sin embargo, el tabaco era mal visto por las autoridades civiles y eclesiásticas e, incluso, hubo autos de fe en la Plaza Mayor de Madrid por su causa. Pero nunca quedó clara la composición de lo que se fumaba y, por tanto, se prohibía.

En Filipinas, el Galeón de Manila sí comerciaba con algún puerto del “Imperio Central (China), especialmente Macao y Cantón, y su tabaco con opio o el maíz americano eran unas mercancías apreciables como trueque, para pagar, en parte, el intercambio con sedas, té, porcelana y otras múltiples especias de ultramar. A los emperadores Qing no les interesaban gran cosa las producciones industriales de los Imperios Occidentales y preferían el pago en plata de sus mercaderías.

Hacia finales del siglo XVIII ya se conoció una preocupante expansión de la costumbre de fumar opio sólo o con tabaco, que llevaba a que gente muy humilde gastara hasta dos tercios de sus ingresos para pagar el opio, que era siempre un producto de importación occidental, cuyo cultivo y elaboración estaban prohibidos en China. El consumo y la venta de opio se prohibieron, por primera vez, por orden del Emperador, en 1729, pero se favoreció con ello el desarrollo de un fuerte mercado negro, por contrabando en contravalor de plata y en aguas próximas a las costas chinas. Se consolidaron, también, poco a poco, las redes “mafiosas” o Tríadas en el Imperio Chino. Es la primera señal conocida del narcotráfico y el crimen organizado, en complicidad abierta con los países occidentales.

El Reino Unido controlaba, con sus plantaciones en India y el Golfo de Bengala, la mayor parte del negocio del opio en el mundo: holandeses, portugueses y franceses aspiraban a tomar parte en ese mercado. Fueron los holandeses los que eliminaron, para siempre, la antigua primacía de España en la venta de mezcla de tabaco y opio. Desde sus posesiones coloniales, Indias Holandesas del Este, Sumatra, Java, Borneo o Iriam, en las actuales Indonesia y Nueva Guinea, minimizaron la importancia de la línea marítima Cantón-Manila-Santa Cruz de Tehuantepec con trasporte terrestre por el Virreinato de Nueva España y nuevo embarque desde Veracruz hasta Cádiz o Sevilla, y arrinconaron en Goa y Macao las actividades de los portugueses, tras arrebatarles en guerras continuas sus muchos territorios de Malaca, Timor y las Célebes, en un empeño inusitado de eliminarles de los mares del sur.

La balanza de pagos, negativa para los occidentales, se fue equilibrando con la venta de opio, en tal manera, que amenazaba también la economía china al tener que pagarse el opio con plata y no con otras mercancías. Desde el comienzo del siglo XIX sí es detectable un alto consumo alarmante de opio en todo el mundo y, proporcionalmente, el saneamiento financiero occidental debe mucho a los ingresos por tasas, impuestos y exacciones derivados del mercado del opio.

Se popularizan los usos de mezclas de alcoholes destilados y polvo de opio, como el Elixir Paregórico o el Láudano Azafranado de Sydenham, sin poder olvidar los famosos whiskies con mezclas diversas, llamadas por los pieles rojas “Agua de Fuego” y que, en opinión de algunos, causó más muertes entre los indios de Norteamérica que el Winchester 73, en la conquista anglosajona de Las Grandes Praderas y el Far West.

Guerras del opio

Hacia 1838 y, probablemente, a causa de la muerte de uno de sus hijos relacionada con abusos del opio, el Emperador Dao-Ghuang, prohibió radicalmente la importación, el tráfico, el consumo e incluso el almacenaje de cualquier producto que lo contuviera en territorio chino.

Nombró un Delegado Imperial del más alto rango para imponer y hacer respetar la ley en Cantón, único puerto imperial autorizado entonces para comercio con extranjeros, a excepción del enclave portugués de Macao.

El delegado especial del Emperador, Lin Xezu, se encargó de que no entrara más opio en el puerto, y embargó el opio que había en los almacenes del puerto de Cantón, fundamentalmente en manos de comerciantes ingleses. Lord Napier, en nombre del Reino Unido, solicitó su devolución y una indemnización por el daño causado al negocio.

El Delegado Imperial se negó y dio órdenes para su destrucción, después de haber solicitado, en una carta digna de leerse, a la Reina Victoria su comprensión y apoyo en la defensa de los intereses de China frente a la importación de opio, explicando los daños que causaba a su pueblo, mientras que, sin embargo, estaba prohibida su libre importación en el territorio inglés.

La respuesta, con las conjeturas atribuibles a las lentas comunicaciones de la época y la dudosa lectura de la carta por parte de la Reina Victoria, fue un ataque en 1840 al puerto de Cantón por parte de un moderno y bien dotado ejército anglo-indio, transportado en buques de vapor, acorazados y bien armados, al que el ejército chino,
casi medieval en sus dotaciones, sucumbió en pocos días. La conquista se continuó, apenas sin resistencia posible, aguas arriba del río Yang-Tse y se incautaron los depósitos de impuestos imperiales en las ciudades que fueron cayendo.

Ese mismo año se firmó un tratado de paz a petición del Imperio Chino, el que es llamado en la China actual, Primer Tratado Desigual en Nanking, y que fue siempre visto como una humillación(2).

Suponía la indemnización económica a la Corona inglesa, la apertura de cuatro puertos al comercio inglés, la aceptación del negocio del opio en China, la cesión de Hong-Kong como colonia comercial y base naval inglesa, con trato de extraterritorialidad para la cobertura de los intereses comerciales del Imperio Británico.

A pesar de la paz, no dejó de existir una resistencia oficial china en contra de los británicos, que pretendían ampliar sus relaciones por un protocolo de “Nación Más Favorecida” por el Imperio Chino, para obtener mayores privilegios que Holanda, Francia o Portugal que, después de la victoria inglesa, también sacaron provecho en sus posiciones asiáticas frente a China.

Un incidente relativamente banal en 1860, como la detención, abordaje e inspección de un barco, antiguamente inglés y registrado en Hong-Kong, el “Arrow” y en ese momento propiedad de un armador chino, fue la chispa que encendió la ira inglesa para una nueva incursión a lo largo del Yang-Tse y la costa de China, llegando de Pekín, con la toma
de Cantón y el asedio de la Ciudad Prohibida que, sin que quede claro el motivo, fue saqueada y quemada, a pesar de la rendición previa de la plaza(3).

En esta Segunda Guerra del Opio y el subsiguiente Segundo Tratado Desigual de Tien Tsin, en la denominación china, todos los Imperios Occidentales ganaron libertades de implantación territorial, de libre circulación por el territorio chino, de negociación directa y no a través de los funcionarios imperiales y hasta de realizar acciones misioneras cristianas.

Francia se sumó a la Guerra precisamente para mostrar su animosidad por la muerte violenta de un misionero francés unos años antes. La comprensión del resto de los imperios occidentales hacia la campaña y su apoyo incondicional fueron proporcionales a los beneficios de tipo comercial que recibirían. La Colonia de Hong-Kong se amplió hacia el Norte, con toda la península de Kow-Loon. Se establecieron embajadas en Peking, la familia imperial china se vio obligada a participar en los beneficios del negocio del opio y se abrieron a los extranjeros muchos más puertos en la costa.

Estados Unidos (EEUU), sin un especial interés en el mercado del opio, colaboró como fiel aliado de Inglaterra hasta el asedio y toma de Peking. Coincide el final de la Segunda Guerra del Opio en 1860 y un Segundo Tratado Desigual, humillante para China de nuevo, con otras cuestiones de importancia: la industria química-farmacéutica alemana logra altos niveles de calidad en la extracción y depuración de los alcaloides que contiene el opio. Se inicia el mercado de la morfina pura. También alrededor de 1856 aparecen la aguja hipodérmica y la jeringuilla y, ya en 1860, se abre la primera fabricación industrial, Luer, en EEUU.

Hasta entonces, las “Guerras de las Drogas” son para imponer y defender el uso abusivo de éstas en países que se negaban a ello. Y, sin duda, fueron un éxito.

Alarma moral
El aumento progresivo del consumo de opio y sus derivados, el uso de morfina inyectable y, desde 1878, la diacetilmorfina o heroína comercializada hacia 1898 por los Laboratorios Bayer, en un principio como arma contra el morfinismo creciente y que pronto dejó ver su mayor riesgo de adicción, desembocó en una reacción de índole religiosa y moral.



La sociedad americana entraba en un proceso de depravación, autodestrucción y degradación de las costumbres que amenazaba seriamente su supervivencia. Ya no eran sólo negros, chinos ni mejicanos los que lo consumían, sino que el vicio pecaminoso y
demoníaco se apoderaba de probos blancos, de economía saneada y previamente ejemplares padres o madres de familias cristianas y de origen anglosajón. Un escándalo que había que detener en el nombre de Dios y los principios éticos cristianos. Abanderó la campaña el Rdo.

Charles Brenner, un pastor episcopaliano de Washington, que fue un honrado, contundente e insistente bastión incorruptible en la acusación de complicidad y culpabilidad hacia el Gobierno Federal.

El Senado se hizo eco de su voz y editó algunos folletos con sus recomendaciones. Abogaba por la prohibición de todo uso que no fuera debido a una indicación médica y toda distribución que no fuera en oficina de farmacia con un registro riguroso. Se promovía, por tanto, el control total y restrictivo de la importación, elaboración, distribución de opio y sus derivados, salvo en la forma de medicinas patentadas o en preparaciones farmacéuticas por fórmula magistral. Los encargados de los presupuestos miraban, en cambio, los ingresos por tasas, impuestos y exacciones y su discurso económico no coincidía con las premoniciones del Rdo. Brenner. No obstante, algunos estados, California entre los más radicales, ya habían prohibido fumar opio y llegaron a prohibir contratar chinos para cualquier trabajo. No se hizo tanto hincapié en el hecho de tomarlo por vía oral, en píldoras o gotas, que era el uso habitual entre los blancos.

A pesar del gran respeto de las Cámaras del Congreso y Senado, en 1899, tras la Guerra de Independencia de las Islas Filipinas, y con la ocupación americana del territorio, en reconocimiento a la ayuda prestada por los EEUU a la insurgencia, fue promovido el Rdo. Brenner a la dignidad de Arzobispo de Manila, desde donde, cerca del foco de producción y consumo más importante del mundo, pudo hacer una tarea de muy alto nivel global, por encargo y en representación del Presidente Roosevelt.

En 1906 inició la preparación de una Primera Conferencia Mundial del Opio, invitando a participar a todos los países implicados. Uno de sus principales objetivos era ayudar a China a liberarse del yugo del opio y la degradación en el que el vicio había sumido al pueblo, cincuenta años después de que los imperios occidentales hubieran logrado, por las armas, que lo consumieran libremente.

La Conferencia se celebró en Shanghai y terminó en abril de 1909, habiéndose celebrado, recientemente, su centenario con grandes fastos y colaboración de la República Popular China.

Los europeos no veían tanto peligro y Turquía, un gran productor ya entonces, no asistió.

Las representaciones fueron de bajo nivel y no se logró más que una aprobación de algunas normas generales encaminadas a disminuir la producción y controlar la distribución, tendiendo a limitar el uso indiscriminado del opio y derivados, sin afectar en nada a los aspectos médicos.

Se aceptó el volver a reunirse con mayor nivel de representación de los Estados, para la firma de un Tratado Internacional, en La Haya.

Éste se inició en 1912 y sus sesiones acabaron en 1914, sin que pudiese dar tiempo a evaluar las consecuencias de lo acordado por iniciarse pocos días después la Primera Guerra Mundial, que coincidió con una muy importante reducción del abuso de opio y cocaína.

El cannabis, tema que también fue tratado e incluido en los protocolos de La Haya, fue objeto de mayor discrepancia y falta de unanimidad. Su cultivo y venta no se limitó ni restringió hasta 1937 en EEUU y, en el resto de los países, no se empezó a considerar el tema hasta mucho después de la Segunda Guerra Mundial.

Informe completo

PNSD


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martes, 6 de julio de 2010

Necesidades terapéuticas de las mujeres drogodependientes atendidas en los Centros de Tratamiento Ambulatorios y Residenciales de Castilla y León.

El género es una categoría epistemológica (INSTITUTO DE LA MUJER. 1999) que identifica la construcción sociocultural de las personas como mujeres y varones, así como las relaciones de poder existentes entre ambos; explica las asignaciones diferenciadas que se realizan a hombres y a mujeres (espacios, tiempos, roles, habilidades, destrezas, capacidades,...), y la jerarquía establecida entre los valores relativos a lo masculino y lo femenino.

La construcción y la reproducción de las diferencias y desigualdades de género tienen lugar tanto a nivel social, como individual. Las personas conforman normas y roles de género mediante sus actividades y los reproducen en función de unas expectativas sociales.

El género influye, por tanto, en el orden social y en la subjetividad y tiene repercusiones en las esferas pública y privada (proyectos vitales de unos y otras, relaciones socioafectivas, mercado de trabajo, vida política y la macro y microeconomía) (ESTEBAN ML. 2001) Entendemos el género como un modo de conocimiento de la realidad social que permite comprender las diferencias, no sólo entre hombres y mujeres, sino también entre las propias mujeres.

A pesar de que es ampliamente conocido el papel que el género tiene como condicionante de la salud, con frecuencia la investigación epidemiológica no ha tenido en cuenta dicha perspectiva, como tampoco está presente en la mayoría de las iniciativas que se llevan a cabo en el campo de la promoción y el cuidado de la salud. Un déficit al que no resulta ajeno el ámbito de las drogodependencias.

Desde la planificación en los recursos públicos, la integración de una perspectiva de género significa tomar en cuenta las diferencias y las asimetrías entre las mujeres y los hombres, en el diseño, la implementación y la evaluación de programas. Tener en cuenta las desigualdades y diseñar programas para reducirlas debe contribuir no sólo a que los programas sean más eficaces sino también a una mayor equidad en la prestación de servicios.

Por tanto, los programas para mujeres deben ser sensibles a las cuestiones de género en su filosofía y sus principios, con una teoría integrada que sirva de marco para su desarrollo, su contenido y sus materiales. En el momento actual las intervenciones en drogodependencias están inspiradas en modelos de prevención y atención de las necesidades de los hombres y lo que determina que las intervenciones no sean adecuadas para cubrir las necesidades de las usuarias (INSTITUTO DE LA MUJER. 2002).

Incorporar la mirada de género al ámbito de los estudios sobre el abuso de sustancias supone ampliar el conocimiento actual sobre las drogodependencias, con todos aquellos aspectos que dan cuenta de las diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres, en lo referente a cómo las condiciones de existencia se ligan con el abuso de sustancias y como influye y repercute en la subjetividad, es decir, cuáles son las motivaciones, deseos, vivencias de unos y otras (ETTORRE E. 2004; OFICINA NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL DELITO. 2004; INSTITUTO DE LA MUJER. 2005), teniendo en cuenta que los factores que llevan a hombres y mujeres a iniciarse en el consumo de drogas o a abusar de estas sustancias no siempre son coincidentes, como tampoco lo son sus patrones de consumo, las consecuencias o problemas que provocan o las necesidades que presentan cada uno de estos colectivos.

La estigmatización y el rechazo social que soportan las mujeres con problemas de adicción a las drogas refuerzan su aislamiento, a la vez que favorece la ocultación del problema y la ausencia y/o demora en la solicitud de ayuda para superar el mismo. Son
reiteradas las evidencias clínicas que señalan que las mujeres retardan la solicitud de ayuda hasta el momento en el que las consecuencias sobre su salud física y mental o en su vida familiar, social o laboral alcanzan una entidad tal que las hace insostenibles.

Esta circunstancia explica como siendo la proporción de hombres con problemas de abuso de alcohol de 2,1 frente al de mujeres, las tasas de tratamiento masculinas cuadriplican a las femeninas (RUBIO, G. y BLAZQUEZ, A. 2000).

Esta situación se detecta también, aunque de forma más atenuada, en Castilla y León, como se desprende de cruzar los datos de consumo aportados por la encuesta a población general de 2004 (ÁLVAREZ, FJ. y FIERRO, I. 2005) y los relativos a las admisiones a tratamiento (OBSERVATORIO REGIONAL SOBRE DROGAS, 2005).

Las mujeres con consumos problemáticos de drogas perciben con más frecuencia e intensidad que los hombres que han fracasado a nivel personal, familiar y social, incapaces de desempeñar satisfactoriamente al papel que les ha sido asignado (ser una buena madre o una buena ama de casa). Las consecuencias de esta vivencia suelen ser la desvaloración personal, las tensiones y conflictos familiares. Por este motivo el estigma de ser una mujer adicta a las drogas es más excluyente y negativo que en el caso de los hombres, a quienes sólo se les recrimina su adicción y no tanto el incumplimiento de sus responsabilidades sociales.

A diferencia de lo que les sucede a muchos hombres con problemas de adicción, a los que su pareja, familiares y amigos les ofrecen apoyo y colaboración para tratar de superarlo, numerosas mujeres se encuentran con el desinterés, cuando no a la oposición abierta de su entorno, cuando deciden iniciar un tratamiento.

Son múltiples y de diversa naturaleza las barreras existentes para el tratamiento de las mujeres drogodependientes. Los resultados de los estudios realizados en diferentes países acerca de las impresiones de las mujeres dependientes al alcohol y otras drogas sobre los obstáculos e impedimentos para su acceso al tratamiento, coinciden en señalar una serie de factores comunes, como son:

• La estigmatización o vergüenza sobreañadida que soportan las mujeres.

• Los derivados de sus responsabilidades como madres o esposas, tales como la preocupación por el cuidado de los hijos o el miedo a perder su custodia.

• La presencia de una pareja drogodependiente.

• El temor a ser abandonadas por la pareja.

• El no reconocimiento del alcoholismo y otras drogodependencias como una “enfermedad” la creencia de que pueden superarlos por sí mismas.

• El miedo a la abstinencia.

• La existencia de listas de espera para el acceso a ciertos servicios o la imposibilidad de acceso a algunos de ellos, en especial a los de carácter residencial, cuando tienen hijos menores a su cargo.

• La falta de información sobre las opciones de tratamiento.

• La ausencia de servicios adaptados a las necesidades de las mujeres. En suma, las mujeres se encuentran con mayores barreras que los hombres para iniciar el tratamiento de las adicciones por cuatro razones fundamentales: a) Cuentan con menos apoyo familiar y social, b) El inicio del tratamiento supone con frecuencia abandonar sus responsabilidades en el cuidado del hogar y de los hijos menores, c) Temen que hacer pública su adicción suponga la retirada de la custodia de los hijos y d) Los recursos disponibles no se adaptan a sus necesidades.

Un informe sobre el tratamiento del abuso de sustancias y la asistencia a las mujeres dependientes de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (ONUDD, 2004) señala la presencia de los siguientes obstáculos o barreras para el acceso al tratamiento de las mujeres:

1) Obstáculos inherentes a los sistemas
Serían los factores que impiden el establecimiento de servicios adecuados a las necesidades de las mujeres, tales como: la escasa presencia de mujeres en cargos y puestos responsables de la formulación de las políticas y la asignación de recursos, la escasa sensibilización respecto a las diferencias de género como un elemento determinante de la salud de las personas, la falta de conocimientos acerca de las mujeres con problemas de abuso de sustancias y de sus necesidades de tratamiento, la ausencia de modelos de tratamiento sensibles a las cuestiones de género o la necesidad de una amplia variedad de servicios asistenciales, superior a la de los hombres.

2) Obstáculos de tipo estructural
Esta categoría incluye factores que afectan específicamente a las mujeres y que dificultan su acceso al tratamiento, como son: el hecho de que sean ellas quienes soporten mayoritariamente el cuidado de los hijos (con frecuencia carecen de cuidadores alternativos y del apoyo de su pareja y familia o de programas institucionales que garanticen el cuidado de los hijos mientras dure el tratamiento), la ausencia de servicios específicos para embarazadas, la consideración del abuso del alcohol u otras drogas como causa para la retirada de la custodia de los hijos, la existencia de horarios rígidos en los programas asistenciales incompatibles con las responsabilidades familiares y domésticas de las mujeres, la existencia de listas de espera o la deficiente detección y derivación de los problemas de abuso de alcohol que afectan a las mujeres desde los servicios de atención primaria de salud.

3) Obstáculos sociales, culturales y personales
Esta categoría la integran factores como la mayor estigmatización, la vergüenza o culpa
que experimentan las mujeres dependientes al alcohol, las mayores desigualdades sociales que padecen, la ausencia de apoyo de su pareja o familia en el caso de optar por incorporase a tratamiento, el temor a perder la custodia de los hijos o la desconfianza respecto a la eficacia de los tratamientos y su capacidad para entender los problemas singulares de las mujeres.

Las diferencias físicas, psicológicas y sociales existentes entre hombres y mujeres provocan que el uso y abuso de drogas tenga un impacto diferencial en hombres y mujeres (SÁNCHEZ, L. 2008). Existen por tanto una serie de elementos característicos de las adicciones femeninas, entre los que cabe mencionar:

• Aunque las mujeres consumen, en general, menores cantidades de las diferentes drogas que los hombres, los trastornos derivados del consumo son más frecuentes y más graves, teniendo mayor riesgo de sufrir enfermedades y trastornos asociadas.

• Si bien el inicio del consumo es algo más tardío en el caso de las mujeres, las adiciones se instauran y progresan de manera más rápida entre ellas.

• La gravedad o intensidad de las adicciones es superior (se observa una mayor severidad de las adicciones).

• Entre las mujeres adictas a dogas la prevalencia de trastornos mentales asociados, tanto concomitantes a la adicción como previos a esta, es superior a la de los hombres.

• Las adicciones femeninas tienen un mayor impacto en el ámbito familiar y social.

• Las mujeres con problemas de abuso o adicción a drogas tienen menos recursos y mayores dificultades para acceder a los tratamientos y, consecuentemente, su vinculación terapéutica es sensiblemente más reducida. Estas dificultades se agravan en el caso de las mujeres con hijos menores a su cargo.

• La mujeres mantienen, en general, una evolución menos favorable que los hombres en los tratamientos de las adicciones (una menor adherencia terapéutica y un pronóstico más negativo), fenómeno que se relaciona con el hecho de que los servicios asistenciales no tienen en cuenta las necesidades terapéuticas específicas que presentan las mujeres, así como con las presiones que reciben del entorno familiar y
social para concluir el tratamiento y poder asumir sus responsabilidades familiares.

• La exposición a experiencias traumáticas o estresantes (abusos sexuales, maltrato físico o psicológico por su pareja u otras personas) en la infancia o durante la vida adulta es muy superior entre las mujeres.

• Tienen más problemas familiares, laborales y económicos que los hombres.

• Disponen de un menor apoyo familiar y social para enfrentar los problemas.

En suma, aunque el porcentaje de mujeres con problemas de abuso o dependencia a las drogas es sensiblemente menor que el de hombres, los problemas que presentan las mujeres tienen una mayor gravedad, lo que las hace merecedoras de una atención específica.

Estudios previos permiten identificar algunas de las necesidades específicas que plantea
el tratamiento de las mujeres drogodependientes (PANTOJA, L. 2007):

• La dependencia afectiva de la pareja es más intensa en el caso de las mujeres, que
con frecuencia se inician al consumo para compartir experiencias con su pareja (conseguir su aceptación y una mayor vinculación) y cuya opinión suele ser determinante
a la hora de abandonar el consumo e iniciar tratamiento (FINKELSTEIN, N. 1997).

• Han sufrido abusos sexuales en una elevada proporción.

• La mayoría han sufrido violencia de género (LLOPIS, J. 2002).

• Soportan cargas familiares.

• Presentan sentimientos de culpabilidad y una baja autoestima.

• Presentan estados depresivos y de ansiedad que dificultan su acceso a los tratamientos y el éxito en los mismos.

• Sufren una especial estigmatización por presentar problemas con las drogas, que se intensifica entre aquellas que tienen hijos, y que se traduce en el silenciamiento u ocultación del problema por parte de la mujer (negando su existencia) y en el retraso o la no demanda de apoyo para superarlo.
Otros rasgos son:

• La dependencia económica de la familia o la pareja.

• La precariedad laboral.

• Las altas tasas de intentos de suicidio.
Estudios realizados entre mujeres con problemas de adicción al alcohol permiten identificar la existencia de una serie de necesidades específicas o diferenciales entre este colectivo, localizadas en los siguientes ámbitos (SANCHEZ, L, 2006):

• Las carencias afectivas, en gran medida derivadas del distanciamiento afectivo entre los distintos miembros del sistema familiar.

• Los conflictos y/o rupturas de pareja.

• El pobre autoconcepto, los sentimientos de desvalorización y la falta de confianza en sí mismas.

• Depresión y otras alteraciones psicológicas.

• La escasa autonomía personal.

• El rechazo de su imagen corporal.

• Las dificultades en las relaciones sociales y para su integración en grupos.

• El consumo de otras sustancias (psicofármacos, etc.), además del alcohol.

• La incapacidad para asumir adecuadamente tareas relacionadas con el cuidado de los hijos y/o la organización y el funcionamiento familiar.

De todo lo expuesto se desprende la necesidad de abordar el tratamiento de las drogodependencias desde una perspectiva de género. Las razones que avalan esta estrategia son, entre otras, las siguientes:

• Existen factores de riesgo específicos que favorecen el inicio al consumo de drogas o la continuidad de los mismos en mujeres.

• Los factores asociados a la génesis y el mantenimiento de las conductas de abuso o dependencia a las drogas no son iguales para hombres y mujeres.

• La adicción a las drogas en hombres y mujeres tiene características diferentes, siendo más grave su impacto en su salud (física y mental) y en la vida familiar y social de las mujeres.

• Las mujeres tienen dificultades añadidas para incorporarse a tratamiento de las adicciones y abandonar el consumo.

• Las mujeres presentan, en general, una evolución menos favorable que los hombres en el tratamiento de las adicciones, en gran medida porque los servicios asistenciales han sido diseñados teniendo en cuenta exclusivamente la perspectiva masculina (diseñados por hombres y para hombres), sin tener en consideración las necesidades específicas que presentan las mujeres.

Con la finalidad de incorporar la perspectiva de género a las respuestas asistenciales a ofertar a la población drogodependiente de Castilla y León, el Comisionado Regional para la Droga consideró necesaria la realización de un estudio destinado a evaluar las necesidades terapéuticas de las mujeres drogodependientes atendidas en los centros ambulatorios y residenciales integrados en su red asistencial.

La evaluación de necesidades es una práctica utilizada con el fin de conocer la naturaleza y la extensión de un problema social o de salud en una comunidad, o en un grupo social determinado, con la intención de darle una respuesta adecuada y mejorar la situación creada por dicho problema (BROW, B.S. 1997). Los objetivos que debe cubrir
la evaluación de necesidades son los siguientes:

• Definir el problema

• Determinar su magnitud.

• Identificar los servicios disponibles para hacer frente al problema.

• Identificar la demanda de servicios existentes.

• Determinar los fallos de los servicios.

• Determinar qué servicios o recursos adicionales se precisan para hacer frente a los fallos y carencias de los servicios.

• Ayudar a establecer las prioridades existentes en relación con los problemas y servicios disponibles, a fin de que los administradores y planificadores puedan determinar cómo pueden ser utilizados los recursos limitados.

Además de estos objetivos propios de la evaluación de necesidades, que convergen en la identificación de los problemas que presentan las mujeres en tratamiento y de los servicios necesarios para hacerlos frente, el estudio cuyos resultados se presentan en capítulos posteriores pretende avanzar en el conociendo de los factores asociados a la génesis y el desarrollo de las adiciones femeninas.

Informe completo

JCYL

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jueves, 1 de julio de 2010

Informe 2010 de la Oficina Contra la Droga y el Crimen de Naciones Unidas

En el Informe Mundial Sobre las Drogas 2010 de la UNODC se observa una reorientación hacia el consumo de nuevas drogas y hacia mercados nuevos. El documento vuelve a destacar la amenaza que representan las drogas para la salud y la seguridad. Hay una baja en el cultivo de opio y coca, pero aumentó el consumo de estimulantes tipo anfetamínicos. La marihuana sigue siendo la droga más consumida y aún es insuficiente la oferta de tratamientos de recuperación.


VIENA, 23 de junio (Servicio de Información de las Naciones Unidas) - En el Informe Mundial sobre las Drogas 2010, publicado hoy en el National Press Club de Washington, por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) se manifiesta una reorientación hacia el consumo de nuevas drogas y hacia mercados nuevos. Disminuye el cultivo de drogas en el Afganistán (opio) y los países andinos (coca), y se ha estabilizado el consumo de drogas en el mundo desarrollado. No obstante, hay indicios de un aumento del consumo de drogas en los países en desarrollo y del uso indebido cada vez más difundido de estimulantes de tipo anfetamínico (ETA) y de medicamentos de venta con receta en todo el mundo.


Se cultiva menos la adormidera y la coca

El Informe muestra que la oferta mundial de los principales tipos de drogas problemáticas que son los opiáceos y la cocaína disminuye sin cesar. La superficie global de cultivo del opio se ha reducido casi en una cuarta parte (el 23%) en los dos últimos años, y todo hace prever que la producción de opio disminuirá abruptamente en 2010 debido a una plaga que podría acabar con la cuarta parte de la cosecha de amapola del Afganistán. El cultivo de la coca, un 28% inferior en comparación con el decenio anterior, ha seguido disminuyendo en 2009. La producción mundial de cocaína se ha reducido de un 12 a un 18% en el período comprendido entre 2007 y 2009.

Heroína: producción en retroceso, bajo de nivel de interceptación

En 2009, el potencial mundial de producción de heroína se redujo en un 13%, a 657 toneladas, poniendo de manifiesto una producción menor de opio tanto en el Afganistán como en Myanmar. El volumen efectivo de heroína que llega al mercado es muy inferior (alrededor de 430 toneladas) puesto que se almacenan cantidades considerables de opio. La UNODC considera que en la actualidad se acopian más de 12.000 toneladas de opio afgano o sea, aproximadamente la cantidad de la demanda mundial de opiaceos ilícitos correspondiente a dos años y medio.

El mercado mundial de la heroína, que se estima en 55.000 millones de dólares de los EE.UU, está concentrado en el Afganistán (que representa al 90% de la oferta), Rusia, el Irán y Europa occidental, que consumen conjuntamente la mitad de la heroína producida en el mundo.

Si bien en el Afganistán se produce la mayor parte de los opiaceos del mundo, se incauta menos del 2% de esta substancia. El Irán y Turquía alcanzan los niveles máximos, siendo responsables de la incautación de más de la mitad de toda la heroína confiscada en el mundo en 2008. En otras partes, las tasas de inteceptación son muy inferiores. En la ruta del norte, los países de Asia central sólo se incautan de un exiguo 5% de las 90 toneladas de heroína que pasan por su territorio con destino a Rusia. A su vez Rusia, que consume el 20% de la producción de heroína afgana, sólo se incauta del 4% de este volumen.

Las cifras son aún peores a lo largo de la ruta de los Balcanes: algunos países de Europa sudoriental, incluídos Estados miembros de la Unión Europea, interceptan menos del 2% de la heroína que atraviesa su territorio.

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Cambia el mercado de la cocaína

Según revela el Informe Mundial sobre las Drogas 2010, en los últimos años se ha reducido notablemente el consumo de la cocaína en los Estados Unidos. El valor al por menor del mercado de la cocaína en los Estados Unidos se ha reducido unas dos terceras partes aproximadamente desde el decenio de 1990, y una de las razones de la violencia relacionada con las drogas en México reside en que los cárteles se disputan un mercado que se contrae, dijo Antonio María Costa, Director Ejecutivo de la UNODC. “Esta lucha interna es una bendición para los Estados Unidos puesto que la consiguiente escasez de cocaína conlleva tasas más bajas de adicción, precios más altos y una pureza inferior del producto”.

En cierta medida el problema se ha trasladado a la otra orilla del Atlántico: en el úlltimo decenio se duplicó en Europa el número de consumidores de cocaína, pasando de 2 millones en 1998 a 4,1 millones en 2008. En 2008, el valor del mercado europeo (34.000 millones de dólares de los EE.UU) casi alcanzaba el valor del mercado en América del Norte (37.000 millones de dólares de los EE.UU.). La modificación de la demanda ha provocado una modificación de las rutas del tráfico, habiendo aumentado de cantidad de cocaína que llega a Europa procedente de los países andinos y que transita por África occidental. Esta situación provoca una inestabilidad regional. “Las personas que inhalan cocaína o sus derivados en Europa están destruyendo los pristinos bosques de los países andinos y corrompiendo a los gobiernos de África occidental”, dice el Sr. Costa.

El consumo de estupefacientes sintéticos supera el de los opiáceos y la cocaína combinados

El total de personas que consumen estimulantes de tipo anfetamínico (ETA) -cifra que se estima entre los 30 y 40 millones- probablemente no tarden en superar el número total de consumidores de opiáceos y de cocaína. También hay pruebas de un creciente uso indebido de los medicamentos vendidos con receta. “No habremos resuelto el problema mundial de las drogas si simplemente trasladamos la adicción de la cocaína y la heroína hacia otras sustancias adictivas- y existen cantidades ilimitadas de estas sustancias, producidas en laboratorios de mafias por un costo insignificante”, advirtió el Sr. Costa.

Es más difícil de seguir la pista del mercado de los estimulantes de tipo anfetamínico debido a las cortas distancias de los itinerarios de tráfico (la fabricación suele estar cerca de los principales mercados de consumo), y por el hecho de que numerosas materias primas son tanto lícitas como fáciles de obtener. Los fabricantes comercializan rápidamente los nuevos productos (como la ketamina, las piperazinas, la mefredona y el Spice) y explotan los nuevos mercados. “Estos nuevos estupefacientes provocan un problema doble: en primer lugar, se desarrollan a un ritmo muy superior a las de las normativas que los reglamentan y que no pueden alcanzar las autoridades encargadas de la represión. En segundo lugar, su comercialización es áltamente ingeniosa, ya que se fabrican por encargo de manera de satisfacer las preferencias concretas en cada situación”, dijo el Sr. Costa.

En 2008, el número de laboratorios clandestinos de estimulantes de tipo anfetamínico conocidos aumentó un 20%, inclusive en países que nunca antes habían tenido laboratorios de ese tipo.

La fabricación de “éxtasis” ha aumentado en América del Norte (sobre todo en el Canadá) y en varias partes de Asia, y parece que su consumo aumenta en Asia. Otra muestra de la flexibilidad de los mercados de las drogas reside en el desplome desde 2006 del consumo de éxtasis en Europa.

El cannabis sigue siendo la droga mundialmente preferida

El cannabis sigue siendo la droga que más se produce en el mundo y la sustancia ilícita de mayor consumo: ha aumentado en casi todos los países del mundo y la fuman entre 130 y 190 millones de personas al menos una vez por año -si bien estos parámetros no son muy elocuentes desde el punto de vista de la adicción. El hecho de que el consumo de cannabis disminuya en algunos de sus mercados de más alto valor, a saber, América del Norte y ciertas partes de Europa, es otro indicio de la reorientación de las pautas del uso abusivo de las drogas.

La UNODC encontró pruebas de cultivos de cannabis bajo techo con fines comerciales en 29 países, especialmente en Europa, Australia y América del Norte. El cultivo en interiores es un negocio lucrativo y sus ganancias son cada vez mayores para los grupos delictivos organizados. Sobre la base de las pruebas reunidas en 2009, se sabe que el Afganistán es actualmente el principal productor de resina de cannabis (así como de opio).

Tratamiento insuficiente de la drogodependencia

En el Informe Mundial sobre las Drogas 2010 se pone de manifiesto una grave carencia de instalaciones para el tratamiento de la drogodependencia en todo el mundo. “Si bien es cierto que las personas adineradas de los países ricos tienen medios para pagarse un tratamiento, los pobres y los países pobres se ven confrontados a gravísimas consecuencias sanitarias”, advirtió el Jefe Ejecutivo de la UNODC.

Según las estimaciones del Informe, en 2008, sólo una quinta parte de los consumidores de drogas problemáticas del mundo habían recibido un tratamiento durante el año anterior, lo que significa que alrededor de 20 millones de drogodependientes no recibieron tratamiento. “Ha llegado el momento de que el acceso al tratamiento de la drogodependencia sea universal”, dijo el Sr. Costa.

Exhortó a que la salud fuese el elemento central de la fiscalización de drogas. “La drogodependencia es una enfermedad que se trata y no una condena a cadena perpetua. Los toxicómanos deben ser enviados a centros de tratamiento y no a la cárcel. El tratamiento de la drogodependencia debe formar parte del marco general de la atención de salud”.

Instó a que se respetasen más los derechos humanos. “El mero hecho de que las personas consuman drogas o se encuentren detrás de los barrotes de una celda, no suprime sus derechos. Exhorto a los países en que se ejecutan personas por delitos relacionados con las drogas, o peor aún, en que son fusiladas extrajudicialmente por comandos de asesinos, a que pongan fin a esa práctica”.

Señales de advertencia en el mundo en desarrollo

El Sr. Costa hizo hincapié en los peligros del consumo de drogas en el mundo en desarrollo. “Las fuerzas del mercado ya han configurado las dimensiones asimétricas de la economía de la droga; los mayores consumidores del veneno en el mundo (los países ricos) han impuesto a los pobres (principales lugares de la oferta y el tráfico) el daño mayor”, dijo el Sr. Costa. “Los países pobres no están condiciones de asimilar las consecuencias de un mayor consumo de drogas. Se cierne sobre el mundo en desarrollo una crisis que puede someter a millones de personas al calvario de la drogodependencia”.

Mencionó la expansión del consumo de heroína en África oriental, el aumento del consumo de cocaína en África occidental y América del Sur y el repentino crecimiento de la producción y del uso abusivo de estupefacientes sintéticos en el Oriente Medio y Asia sudoriental. “No resolveremos el problema mundial de las drogas trasladando el consumo del mundo desarrollado al mundo en desarrollo”, dijo el Sr. Costa.

El tráfico de drogas y la inestabilidad

El Informe Mundial sobre las Drogas 2010 tiene un capítulo sobre la influencia desestabilizadora y el tráfico de la droga en los países de tránsito, haciendo especial hincapié en el caso de la cocaína. Éste pone de manifiesto que el subdesarrollo y la ineficacia de la gestión pública atraen a la delincuencia, al tiempo que la delincuencia acentúa la inestabilidad. Muestra la manera en que la opulencia, la violencia y el poder del tráfico de la droga pueden socavar la seguridad e incluso la soberanía de los Estados. La amenaza a la seguridad que supone el tráfico de drogas en varias oportunidades durante el pasado año ha sido uno de los temas del programa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Si bien la violencia relacionada con la droga en México es objeto de una atención considerable, la situación en el Triángulo Norte de América Central integrado por Guatemala, Honduras y el Salvador es aún más grave, con un índice de homicidios muy superior al de México. El Informe dice que Venezuela ha pasado a ser uno de los principales puntos de partida del tráfico de cocaína con destino a Europa: entre 2006 y 2008, más de la mitad de las expediciones de cocaína por vía marítima hacia Europa que se habían detectado salieron de Venezuela.

El Informe pone de relieve la inestabilidad de la situación en África occidental que se ha convertido en un centro de distribución del tráfico de cocaína. Señala que los traficantes han logrado granjearse el apoyo de personalidades destacadas en algunas sociedades autoritarias, refiriéndose al reciente caso de Guinea-Bissau.

El Sr. Costa exhortó a promover el desarrollo para reducir la vulnerabilidad ante el delito, y a intensificar la cooperación en materia de cumplimiento de la ley para hacer frente al tráfico de drogas. “A no ser que nos ocupemos eficazmente de la amenaza que supone la delincuencia organizada, nuestras sociedades serán rehenes -y la fiscalización de la droga quedará neutralizada por los reiterados llamamientos cuyo objeto es deshacerse de las convenciones y tratados de las Naciones Unidas sobre las drogas, que según dicen sus detractores son la causa de la delincuencia y de la inestabilidad. Esto anularía el progreso realizado en materia de fiscalización de las drogas durante el último decenio y desencadenaría un desastre en materia de salud pública”. “Pero, a menos que se encare más seriamente la prevención y el tratamiento de la drogodependencia se perdería el apoyo que concede la opinión pública a las convenciones y tratados de las Naciones Unidas sobre la droga.”

Para obtener información adicional dirigirse a:

Walter Kemp

Portavoz y redactor de discursos,UNODC


Movil Phone: (+43-699) 1459-5629

Correo electrónico: walter.kemp@unodc.org

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