lunes, 30 de noviembre de 2009

Monografía Opiáceos

En 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó por primera vez la dependencia de alcohol en la Clasificación Internacional de Enfermedades, y la Asociación Medica Americana (AMA) no aceptó el termino Toxicomanía como una categoría diagnóstica hasta 1956. Desde el inicio del fenómeno hasta nuestros días, el patrón de consumo de drogas ha evolucionado como lo demuestran algunos de los estudios epidemiológicos ya clásicos llevados a cabo en nuestro país.

Inicialmente, el problema se reducía al consumo de alcohol y derivados del cáñamo en las zonas suburbiales de las grandes ciudades y en algunos grupos marginales o elitistas.

Durante la década de los sesenta aumentó de forma considerable el número de consumidores de otras drogas, extendiéndose el fenómeno a las clases medias de la sociedad e incorporándose al consumo sustancias como la heroína, la cocaína, los alucinógenos y otros fármacos psicoactivos. Sin embargo,este fenómeno sólo tenía repercusiones en el ámbito inmediato de los afectados, que se traducían en trastornos de conducta y en consecuencias sociales, pero sin causar alarma en el conjunto de la sociedad que seguía viendo el fenómeno del consumo de drogas como algo ajeno y lejano.

Posteriormente, y bajo la influencia de los medios de comunicación social, el consumo de drogas se asoció a una nueva forma de peligrosidad social y fue entonces cuando se produjo una gran preocupación en el conjunto de la sociedad y por tanto de sus representantes políticos, de los medios de comunicación y de los profesionales sanitarios.

Con este crecimiento del fenómeno se empiezan a detectar nuevos problemas asociados a la toxicomanía en relación con las nuevas sustancias o la vía de administración, que cambian el panorama de la morbi-mortalidad en estos pacientes.

Así eran más frecuentes las muertes en drogadictos, los accidentes, los ingresos hospitalarios por patología orgánica asociada, la asistencia en los servicios de urgencias, las complicaciones del embarazo y de los neonatos8, en definitiva todas las posibles complicaciones de esta nueva patología. Esta primera asociación entre seguridad ciudadana y drogadicción y en la que la toxicomanía fue considerada como el problema de una serie de individuos, fue seguida por otra configurada por la aparición del SIDA, manifestada de forma dramática por la epidemia de infección por el VIH entre los adictos a drogas por vía parenteral (ADVP), y otras enfermedades transmisibles como las hepatitis o la tuberculosis con lo que se creó un nuevo problema de salud pública en relación con el trastorno por uso de sustancias (TUS) que aún en actualidad sigue representando una elevada carga asistencial.

Al evolucionar el patrón de consumo, también evolucionó el marco conceptual de la atención a los pacientes con un TUS.

Inicialmente, la toxicomanía se consideró como una desviación de orden social, y posteriormente, como un trastorno del comportamiento. A partir de esta conceptualización se crearon servicios específicos en el área de la salud mental y de los servicios sociales que asumían el tratamiento del problema, frente a la indiferencia, y en muchos casos, el rechazo del resto de la red asistencial general.

La oferta asistencial a los drogadictos era escasa y limitada, puesto que los recursos eran escasos y poco variados, de difícil acceso y en general poco atractivos para los usuarios potenciales que se encontraban sometidos a una lógica del todo o nada: o entraban en programas libres de drogas o estaban condenados al rechazo por parte de la mayoría de los programas asistenciales existentes.

El único objetivo de esta oferta pasaba por la abstinencia inmediata y absoluta de cualquier droga, en la esperanza de que la corrección del trastorno conductual facilitaría la reconstrucción de un entorno social, familiar y laboral adecuado a las peculiaridades del adicto. La eliminación de la dependencia y la consecución de la abstinencia debería ser definitoria de un nuevo estilo de vida. Sería el objetivo más ambicioso y que implicaría cambios mayores en el toxicómano, y por lo mismo, uno de los más difíciles de obtener en primera instancia.

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Monografía patología orgánica en adicciones

Los problemas de salud relacionados con el consumo de drogas constituyen un motivo de consulta frecuente en la práctica clínica cotidiana y su magnitud supone un grave problema para la salud pública en todo el mundo.

Aunque existe una percepción social, casi generalizada, que concede mayores repercusiones negativas para la salud al consumo de drogas ilegales lo cierto es que los datos muestran que, por ahora, el consumo de drogas legales ocupa los primeros lugares en cuanto a problemática para la salud derivada de su consumo. Así por ejemplo, como comentan Teresa Brugal y Alicia Rodríguez-Martos, según la OMS, en España el tabaco explicaría el 16,8% de la mortalidad, el alcohol el 3% y las drogas ilegales el 0,6%.

Respecto a la carga de enfermedad, el tabaco explicaría el 12,3%, el alcohol el 7,6% y las drogas ilegales el 3,9%. Los datos señalados son similares a los observados a nivel mundial en donde, tal como describe Cristina Pinet, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una de las causas más frecuentes e importantes de morbi-mortalidad a escala mundial y es un hecho ampliamente aceptado que el tabaquismo causa de un 2 a un 30% de las muertes por cáncer con distintas localizaciones.

Los problemas médicosderivados del consumo excesivo de alcohol constituyen uno de los problemas sanitarios más importantes tanto en los países industrializados como en los emergentes. Del reconocimiento inicial para la asociación entre alcoholismo y cirrosis hepática, una de las principales causas de muerte en la población adulta, se ha ido observando que el alcohol puede afectar gravemente a otros órganos y sistemas, entre ellos al conjunto del aparato digestivo según nos comentan Albert Parés y Joan Caballería. Una vez el alcohol es absorbido a través del aparato digestivo alcanza el cerebro donde produce diversas alteraciones sobre el sistema nervioso central.

En la revisión que realizan Angeles Lorenzo y Alfonso Castro se describen tanto los efectos que tiene sobre el cerebro el consumo agudo o continuado como las enfermedades neurológicas de frecuente aparición en la dependencia del alcohol y en las que hay daño estructural directa o indirectamente causado por éste.

Un bloque importante de los artículos de este monográfico está dedicado a las complicaciones infecciosas derivadas del consumo de drogas. José Domingo Pedreira y Ángeles Castro realizan una exhaustiva revisión sobre el SIDA, una enfermedad que ha incidido de forma notable en los usuarios a drogas por vía parenteral (UDVP) de nuestro entorno, sobre todo en los años iniciales de la pandemia, cuando en nuestro país el 67% de los casos de SIDA se diagnosticaba en este colectivo.

Aunque el síndrome de inmunodeficiencia humana acaparó la mayor parte de la atención en cuanto a las complicaciones infecciosas del consumo de drogas, es preocupante el panorama futuro derivado de las hepatitis víricas que afectan a los usuarios de drogas.

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Valoración de la gravedad de la adicción

A pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas para clasificar los trastornos por uso-abuso y/o adicción a sustancias psicoactivas, tanto por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), como de la Asociación de Psiquiatría Americana (APA) a través de su Manual de Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM), no se ha conseguido captar suficientemente la realidad clínica.

Por otra parte, la agrupación categorial de estos trastornos mentales y del comportamiento adolece de una insuficiente calificación de la gravedad clínica de los diferentes pacientes o usuarios del sistema sanitario.

Los intentos de captar la gravedad clínica han sido parcialmente fructuosos debido a que, generalmente, se han diseñado para enfocar intensidad clínica y, en pocas ocasiones, impacto global de enfermedad u otras medidas pragmáticas.

En algunas ocasiones los índices de gravedad propuestos como la GAF (Global Assessment Functioning), carecían de buenas propiedades psicométricas, concordancia interevaluadores o test-retest.

A nuestro juicio, el intento más sólidamente formulado para la evaluación de la gravedad de la adicción procede del equipo de McLellan de Filadelfia, que ya hace más de dos décadas promulgó un índice comprensivo, Addiction Severity Index (ASI), basado en al menos siete dominios y que ha venido perfeccionándose en los últimos años con diferentes intentos de adaptación a nivel regional, como ha sido el caso del EuropASI.

Por todo ello, nuestras intervenciones y evaluaciones realizadas a lo largo de las tres últimas décadas presentan limitaciones y debilidades a la hora de calificar el estado basal como la evolución clínica durante el período de deshabituación.

En estos momentos en que la gestión clínica ha tomado una gran relevancia, resultan imprescindibles medidas pragmáticas que permitan evaluar tanto la intensidad como la gravedad clínica así como la necesidad de cuidados y tratamientos para nuestros pacientes.

Resulta necesario destacar que el contexto europeo a través de su Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, en 2007, invita a los diferentes Estados a cuantificar las consecuencias nocivas del uso y abuso de sustancias (Estrategia de la Unión Europea para ayudar a los Estados miembros a reducir los daños relacionados con el alcohol). Asimismo, el contexto nacional invita a desarrollar no sólo el Plan de Calidad 2007 si no también la Estrategia Nacional de Salud Mental 2006.

La monografía presente pretende compilar el conocimiento histórico y su evolución hasta la actualidad, proponiéndole y facilitándole al clínico el instrumento más comprensivo y universalmente utilizado para estos fines en sus diferentes modalidades, dado que, en estos momentos, el ASI constituye una familia de instrumentos adaptables a adolescentes, seguimientos, investigación, gestión, aplicación on line, etc.

Con la esperanza de que este esfuerzo pueda resultar de utilidad, tanto para la investigación como para la clínica de las adicciones, el grupo pluridisciplinar de autores quiere agradecer al Plan Nacional sobre Drogas el apoyo y facilitación para que esta monografía haya podido salir a la luz.

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Guía Clínica Basada en la Evidencia Científica: TABAQUISMO

Prólogo

Las normas de buena práctica clínica se han ido introduciendo progresivamente en todos los campos de las ciencias de la salud. El área de las adicciones, desde hace varios años, ha estado muy atenta a la formulación de guías clínicas destinadas a facilitar el manejo de los problemas relacionados con los comportamientos de uso y abuso de sustancias.

Por ello, en esta ocasión, asistimos a la actualización y profundización en las estrategias, tanto preventivas como de evaluación y tratamientos de las personas con adicción a la nicotina.

En estos momentos en que se puede realizar el balance de la aplicación en España de la “ley del tabaco”, y en consecuencia se pueden concretar los beneficios tanto para la salud como para la actividad laboral, vial, etc. se considera cada vez más importante trabajar sobre la amplia tasa de población que todavía depende de la nicotina.

En la presente “Guía Clínica”, se detallan con especial profundidad los aspectos de promoción de la salud mental y los preventivos, tal como indica la reciente Estrategia Nacional de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud.

Los aspectos terapéuticos quedan muy bien recogidos tanto desde la perspectiva farmacológica como psicológica, ya que los prestigiosos autores, coordinados por el Dr. Pereiro, constituyen un verdadero equipo multidisciplinar.

En este caso existe particular necesidad de pautas guía que se fundamenten en los siguientes aspectos: existe elevada prevalencia y discapacidad vinculada a las patologías adictivas, la práctica clínica se lleva a cabo con una notable variabilidad de tratamientos (farmacológicos, psicológicos, etc.) y criterios diagnósticos (subtipos múltiples), existe un importante consumo de recursos con elevados costes directos, indirectos e intangibles, disponibilidad creciente de hechos y/o evidencias científi cas muy dispersas y, por último, existe una demanda y utilidad potencial en el campo de la asistencia primaria.

Sumariamente, se puede asumir con gran esperanza que la serie Guías Clínicas, hoy se consolida con esta nueva dedicada al tabaquismo. Esperamos, por tanto, que esta fórmula de desarrollar niveles de acuerdo entre los profesionales y el estado actual del conocimiento facilite a los clínicos y preventivistas la justifi cación de la toma de decisiones.

Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud muestran de manera continuada desde hace años que el consumo de tabaco se sitúa en los primeros lugares entre los factores de riesgo que provocan muerte y discapacidad. Así, el humo del tabaco, voluntariamente o involuntariamente inhalado, lidera el grupo en el que se encuentran la hipertensión arterial, el consumo de alcohol, el sobrepeso, el exceso de colesterol, la inactividad física, el consumo de drogas ilegales o los riesgos para la salud relacionados con el trabajo (WHO, 2007).

Las autoridades sanitarias han emprendido hace años una lucha contra la epidemia del tabaquismo que ha comenzado a dar sus frutos con resultados dispares en diferentes países. En nuestro ámbito geográfi co más cercano, los países que componen la Unión Europea de los 25, se observan esos desiguales resultados en las acciones emprendidas para tratar de frenar y reducir las consecuencias del consumo de tabaco.

Mientras en la mayoría de países del oeste europeo la prevalencia del tabaquismo está estabilizada o en descenso, tanto en hombres como en mujeres, en otros países del este europeo los datos registrados muestran que todavía el descenso no ha comenzado a producirse en muchos lugares o incluso para algunos grupos, como el de las mujeres, el consumo está en franco aumento (WHO, 2007). Globalmente, en todos los países de la Unión la prevalencia de consumo podría haberse pasado del 28.8% en el año 2002 al 28.6% en el año 2005.

El Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (CMCT OMS), fi rmado por 168 Partes y ratifi cado por 141, incluida la Comunidad Europea, reconoce que se ha demostrado de manera inequívoca que la exposición al humo del tabaco es causa de mortalidad, morbilidad y discapacidad. El Convenio obliga a la Comunidad y a sus Estados miembros a adoptar medidas contra la exposición al humo de tabaco en lugares de trabajo interiores, transportes públicos y lugares públicos cerrados.

Según la encuesta del Eurobarómetro sobre la actitud de los europeos ante el tabaco (European Comission, 2006), tres cuartas partes son conscientes de que el humo de tabaco presenta un riesgo para la salud de los no fumadores y un 95 % sabe que fumar en presencia de una mujer embarazada puede resultar muy peligroso para el bebé. La encuesta muestra que las políticas para un entorno sin humo reciben el respaldo de los ciudadanos de la UE. Más de cuatro de cada cinco encuestados son favorables a la prohibición de fumar en el lugar de trabajo (86%) y cualquier otro lugar público cerrado (84%).

La mayoría de los europeos también es favorable a que esta prohibición se extienda a los bares (61%) y restaurantes (77%). Los Estados miembros que ya aplican esta medida en los establecimientos de hostelería son los que cuentan con mayores índices de aprobación en cuanto a las cafeterías (más del 80%) y restaurantes (más del 90%) sin tabaco.

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Guía Clínica Basada en la Evidencia Científica: ALCOHOL

Introducción

Según el estudio E.C.A., el alcoholismo es el trastorno mental que tiene una mayor prevalencia de vida (13,5%), en la población de los Estados Unidos de América (Regier y cols,1990):

- Alcoholismo 13,5%
- Abuso o dependencia de otras drogas 6,1%
- Trastornos de ansiedad 14,6%
- Trastornos afectivos 8,3%

La prevalencia del alcoholismo equivaldría, por tanto, al doble de la del abuso de todas las otras drogas juntas (6,1%) y a más de la mitad de todos los demás trastornos mentales (no adictivos) juntos (22,5%). Y sería tan o más elevada que la de todos los trastornos de ansiedad juntos o que todos los trastornos afectivos juntos.

El estudio E.C.A. ha sido completado y ampliado con otros estudios epidemiológicos, como el N.C.S. (Kessler i cols., 1997), que han comprobado además que el alcoholismo presenta una elevada prevalencia de comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos graves y con otras drogodependencias; lo cual contribuye a aumentar sustancialmente el riesgo de comportamientos agresivos, violencia y suicidio, en dicha población de pacientes.

Según el estudio N.E.S.A.R.C., el alcoholismo, los trastornos afectivos y los trastornos de ansiedad son los trastornos psiquiátricos que tienen una mayor prevalencia, durante los últimos 12 meses (Grant i cols., 2004):

- Alcoholismo 8,46%
- Abuso de drogas 2%
- Trastornos de ansiedad 11,08%
- Trastornos afectivos 9, 21%

El alcohol es la droga psicoactiva de consumo más extendido en España. Un 5,3% de población general española y un 12,3% de los estudiantes de 14-18 años, presentan un consumo de riesgo (>=40gr/día en hombres y >=25gr/día en mujeres; que sería equivalente a 4 copas de vino o cerveza/día en hombres y 2 en mujeres).

Entre los estudiantes de 14-18 años ha aumentado el consumo intenso de alcohol. La prevalencia de intoxicaciones alcohólicas agudas (embriagueces), en los 30 días previos a la encuesta, pasó de 8,6% en 1996 a 12,3% en 2004 y la proporción de bebedores de riesgo de 8,6% en 1996 a 12,3% en 2004 (Observatorio Español sobre Drogas, Informe 2004).

Se estima que entre los pacientes de la Atención Primaria hay de un 4% a un 29% de bebedores de riesgo, de un 0.3% a un 10% de bebedores abusivos y de un 2% a un 9% de pacientes con dependencia al alcohol (Reid – 1999).

El alcohol es el tercer factor de riesgo para la salud (tanto para la aparición de enfermedades como para la muerte prematura) más importante, por detrás del consumo de tabaco y la hipertensión arterial. Como factor de riesgo para la salud es 3 veces más importante que la diabetes y 5 veces más importante que el asma (Anderson y Baumberg, 2006).

Conviene tener en cuenta, además, que el alcohol puede inducir trastornos mentales (depresión, ansiedad, inestabilidad emocional, trastorno del sueño, etc.), no tan sólo en las personas que presentan un trastorno por dependencia del alcohol, sino también en las que hacen un consumo excesivo de alcohol (World Health Report, 2002).

El consumo excesivo de alcohol puede causar o exacerbar hasta 60 enfermedades diversas y además constituye un factor determinante de incidentes de violencia familiar y de género, accidentes laborales y de circulación.

El consumo de bebidas alcohólicas tiene una importante repercusión en los accidentes de tráfico y más de la tercera parte de conductores fallecidos por accidentes de tráfico presenta una concentración de alcohol en sangre >=0,3 gr/l (Observatorio Español sobre Drogas, Informe 2004).

En total, el gasto tangible que el alcohol provoca en la Unión Europea se estima en unos 124 billones de euros al año y el no tangible en unos 270 billones de euros al año (Anderson y Baumberg, 2006).

En 1976 la Organización Mundial de la Salud definió el alcoholismo a través del síndrome de dependencia alcohólica: “un estado psíquico y habitualmente también físico resultado del consumo de alcohol, caracterizado por una conducta y otras respuestas que siempre incluyen compulsión para ingerir alcohol de manera continuada o periódica, con objeto de experimentar efectos psíquicos o para evitar las molestias producidas por su ausencia”.

El término alcoholismo incluye el trastorno por dependencia del alcohol y el trastorno por abuso de alcohol (Asociación Americana de Psiquiatría, 2002). La Organización Mundial de la Salud define el Síndrome de dependencia del alcohol de manera muy parecida pero al trastorno por abuso de alcohol lo denomina Consumo Perjudicial de Alcohol y lo define como el consumo de alcohol que está afectando ya a la salud física o mental (Organización Mundial de la Salud, 1992).

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Guía Clínica Basada en la Evidencia Científica: COCAÍNA

Preámbulo

La aparición en los últimos años de innumerables evidencias científicas, diversos instrumentos de evaluación y apoyo en el diagnóstico, fármacos y distintas modalidades de psicoterapias dirigidas al tratamiento de la adicción a la cocaína, han supuesto un enorme progreso tanto en el conocimiento de dicha trastorno como en la optimización de los resultados de las distintas intervenciones.

Sin embargo, algunas de estas innovaciones no han llegado a ser totalmente conocidas por los profesionales y determinadas evidencias científicas, aunque prometedoras, son solo preliminares y estan pendientes de confirmación por otros estudios futuros. Por todo ello, se hacía necesario recopilar este conocimiento científi co actualizado en una Guía Clínica, que sea de máxima utilidad para los profesionales que trabajan con los problemas relacionados con la adicción a la cocaína.

La Sociedad Científica Española de estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías, que viene trabajando con la problemática de las adiciones desde hace casi 40 años, ha procedido a la recopilación de datos científicos actualizados sobre la detección, diagnóstico y posibles intervenciones terapéuticas efi caces en la adicción a la cocaína, en esta Guía Clínica, la tercera de la colección sobre Guías basadas en la evidencia científica.

Además, tras su redacción inicial, la Guía Clínica ha sido sometida a revisión por parte de profesionales expertos en drogodependencias, los cuales han realizado las anotaciones y correcciones oportunas al texto inicial además de aportar su experiencia y conocimientos en la atención y tratamiento de la dependencia a cocaína y de los problemas derivados de su consumo.

Las eviencias científicas recopiladas ha sido clasifi cadas de acuerdo con los Niveles de Evidencia y los diversos Grados de Recomendación, por lo que se refiere a los procedimientos de detección, diagnóstico e intervención terapéutica, tanto farmacológica como psicológica.

Las recomendaciones que parten de esta Guía Clínica no obligan a los profesionales a proceder de este modo en su práctica clínica convencional. Es decir, no se trata de pautas obligatorias en el procedimiento asistencial de la adicción a la cocaína, sino simplemente de consejos prácticos, basados en evidencias, que tienen el apoyo de una Sociedad Científica Profesional.

El consumo de drogas constituye uno de los problemas más graves de salud en el mundo occidental al que nuestro país no es ajeno.

Los informes del PNSD (Plan Nacional sobre Drogas) en los últimos años subrayan importantes cambios en los patrones de consumo entre los que destacan el incremento de determinadas drogas, principalmente cannabis y psicoestimulantes (cocaína y anfetaminas). La cocaína se ha convertido en la segunda droga ilegal más consumidas en la población general de nuestro país después del cannabis.

Tanto la Encuesta Domiciliaria del año 2003 como la encuesta Escolar en Enseñanza Secundaria de 2004 refl ejan un importante incremento en la prevalencia del consumo de cocaína en polvo (clorhidrato de cocaína) en el periodo 1995-2004.

La encuesta domiciliaria (intervalo 15-64 años) refl eja una evolución en la prevalencia de consumo en los últimos 12 meses desde el 1,8% del año 1995 al 2,7% del 2003. Por grupos de edad y sexo las mayores prevalencias de consumo se encuentran en los hombres de 15-34 años ( 7,5%) y las menores en las mujeres de 35-64 años (0,5% ). Por su parte la encuesta escolar (intervalo 14-18 años) destaca cómo se incrementó la prevalencia anual del consumo de cocaína del 1,8% en 1994 al 7,2% en 2004. En ninguna otra sustancia se ha producido un incremento de esta magnitud en este periodo.

El consumo tiene generalmente un carácter esporádico (el 2,4% la había consumido 1 ó 2 días en los últimos 20 días), con un bajo porcentaje de personas que la consumen de forma habitual (0,2%) (Plan Nacional sobre Drogas, 2004).
Es el llamado consumo recreativo, asociado al tiempo libre y al ocio, en el que los consumidores desarrollan una actividad mas o menos normalizada a lo largo de la semana para llegados el viernes y sábado iniciar una espiral de consumo en la que se entremezclan el alcohol y los estimulantes sin conciencia alguna de problema, jaleados por la moda y los “supuestos” efectos inocuos y no adictivos de estas drogas. Nada mas lejos de la realidad, la cocaína además de producir efectos perniciosos para la salud, posee una importante capacidad adictiva; es decir, “engancha” (véase revisión de estudios en Meana y Barturen, 1993)

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Guía Clínica Basada en la Evidencia Científica: OPIÁCEOS

Preámbulo

los opiáceos son compuestos que poseen propiedades farmacológicas de un alto interés terapéutico y han sido ampliamente utilizados en clínica, sobre todo por sus efectos analgésicos. Sin embargo, estas sustancias tienen una gran capacidad adictiva y su administración incontrolada produce una serie de modificaciones en el organismo que pueden originar la aparición de un cuadro de dependencia. Estos procesos se desarrollan como consecuencia de los cambios que se producen en respuesta a la presencia repetida de la droga y que persisten durante un largo período de tiempo incluso después que la administración del opioide es interrumpida.

la atención a los problemas generados por la dependencia a la heroína ha ido evolucionando, desde su inicio en los años ochenta con una oferta asistencial basada en programas centrados en la consecución y mantenimiento de la abstinencia hasta que, sobre todo por la aparición de la epidemia de la infección por el VIH, se fue aceptando un nuevo marco conceptual que consideraba el consumo de drogas como un problema multifactorial, con aspectos sanitarios, sociales y de comportamiento fundamentales para conseguir su comprensión.


El desarrollo de la atención a los adictos a opiáceos ha sido muy rápida estos años, consolidándose una serie de abordajes farmacológicos y psicológicos, además de dispositivos asistenciales y de profesionales expertos en adiciones.

la aparición en los últimos años de innumerables evidencias científicas, diversos instrumentos de evaluación y apoyo en el diagnóstico, fármacos y distintas modalidades de psicoterapias dirigidas al tratamiento de la adicción a la heroína, han supuesto un enorme progreso tanto en el conocimiento de dicha enfermedad como en la optimización de los resultados de las distintas intervenciones.

Sin embargo, algunas de estas innovaciones no han llegado a ser totalmente conocidas por los profesionales y determinadas evidencias científicas, aunque prometedoras, son solo preliminares y están pendientes de confirmación por estudios futuros.

Por todo ello, se hacía necesario recopilar este conocimiento científico actualizado en una Guía Clínica, que sea de máxima utilidad para los profesionales que trabajan con los problemas relacionados con la adicción a la heroína. En los capítulos que contiene esta Guía Clínica se aportan elementos basados en la evidencia que deberían de tenerse en cuenta en el abordaje de estos problemas.

Socidrogalcohol, la Sociedad Científica Española de estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías, que viene trabajando con la problemática de las adiciones desde hace casi 40 años, ha procedido a la recopilación de datos científicos actualizados sobre la detección, diagnóstico e intervenciones terapéuticas eficaces en la adicción a la heroína en esta Guía Clínica, la cuarta de la colección sobre Guías basadas en la evidencia científica.

Además, tras su redacción inicial, la Guía Clínica ha sido sometida a revisión por parte de profesionales expertos en drogodependencias, los cuales han realizado las anotaciones y correcciones oportunas al texto inicial además de aportar su experiencia y conocimientos en la atención y tratamiento de la dependencia de heroína y de los problemas derivados de su consumo.

las evidencias científicas recopiladas ha sido clasificadas de acuerdo con los niveles de Evidencia y los diversos Grados de Recomendación, por lo que se refiere a los procedimientos de detección, diagnóstico e intervención terapéutica, tanto farmacológica como psicológica. las recomendaciones que parten de esta Guía Clínica no obligan a los profesionales a proceder de este modo en su práctica clínica convencional.

Es decir, no se trata de pautas obligatorias en el procedimiento asistencial de la adicción a la heroína, sino simplemente de consejos prácticos, basados en evidencias, que tienen el apoyo de una Sociedad Científica Profesional.

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Guía clínica de intervención psicológica en adicciones

En la presente “Guía Clínica”, realizada con la inestimable ayuda del Plan Nacional sobre Drogas, se detallan con especial profundidad los fundamentos psicológicos del tratamiento en el caso de los diferentes pacientes adictos.
Los autores ofrecen y describen las diferentes orientaciones psicoterapéuticas dirigidas a promover cambio, a facilitar habilidades de afrontamiento o manejos de contingencias, a conseguir cambios cognitivos y comportamentales, cambios en la estructura y función del sistema familiar y orientaciones psicodinámicas.

El marco de las intervenciones que se analizan es de tipo integral e integrado, en particular para los pacientes comórbidos, afectos en muchas ocasiones de patología dual.

Al objeto de facilitar el acceso rápido a las indicaciones psicoterapéuticas se ofrece un resumen de las recomendaciones a tener en cuenta en el trabajo psicoterapéutico con los pacientes adictos.

Los aspectos de intervención psicológica quedan exhaustivamente recogidos, ya que los prestigiosos autores, coordinados por los Dres. Becoña y Cortés, constituyen un equipo multidisciplinar de larga trayectoria en el campo de las adicciones.

En resumen, la serie Guías Clínicas, se enriquece con esta nueva publicación dedicada a los pacientes afectos de trastornos adictivos, lo que sin duda redundará en una práctica clínica de mejor calidad. Esperamos, por tanto, que esta fórmula de desarrollar niveles de acuerdo entre los profesionales y el estado actual del conocimiento facilite a los clínicos y preventivistas un mejor manejo de los sistemas de información clínica y una buena justifi cación en la toma de decisiones clínicas.

La aparición en los últimos años de innumerables evidencias científicas, diversos instrumentos de detección y diagnóstico y nuevos fármacos y tratamientos psicológicos para el tratamiento de los distintos trastornos adictivos, y especialmente para los trastornos por abuso de sustancias, ha aportado un enorme progreso tanto al conocimiento de este trastorno como a la optimización de los resultados de su tratamiento.

Sin embargo, algunas de dichas innovaciones no han llegado a ser totalmente conocidas por los profesionales y determinadas evidencias científicas, aunque prometedoras, son sólo preliminares, y están pendientes de confirmación por otros estudios futuros.

Por todo ello, se hacía necesario recopilar este conocimiento científico actualizado en una Guía Clínica, que sea de máxima utilidad para los profesionales que trabajan con los problemas relacionados con los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas.

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Principios de Tratamientos para La Drogadicción: Una Guía Basada en Investigaciones


Principios de Tratamientos Efectivos

No hay un solo tratamiento que sea apropiado para todas las personas. Es muy importante lograr una combinación adecuada del tipo de ambiente, las intervenciones y los servicios de tratamientos con los problemas y las necesidades particulares de cada individuo, para que dicha persona logre el éxito final regresando a funcionar productivamente en la familia, el trabajo y la sociedad.

El tratamiento debe estar fácilmente disponible en todo momento. Ya que las personas adictas a las drogas pueden tener dudas sobre si comenzar o no un tratamiento, es muy importante aprovechar la oportunidad cuando ellos indiquen que están listos para recibir tratamiento. Se puede perder a potenciales candidatos para tratamiento si estos tratamientos no están disponibles inmediatamente o si no son fácilmente accesibles.

El tratamiento efectivo debe abarcar las múltiples necesidades de la persona, no solamente su uso de drogas. Para ser efectivo, el tratamiento debe dirigirse al uso de drogas de la persona además de cualquier otro problema médico, sicológico, social, vocacional y legal.

El plan de tratamiento del paciente debe ser continuamente evaluado y, de ser el caso, modificado para asegurar que el plan se mantenga a la par con los cambios en las necesidades de la persona. Un paciente puede requerir combinaciones de servicios y componentes de tratamientos que varíen durante el curso de su tratamiento y recuperación. Además del asesoramiento o sicoterapia, el paciente a veces puede necesitar medicamentos, otros servicios médicos, terapia familiar, instrucción para ser mejores padres, rehabilitación vocacional y servicios sociales y legales. Es esencial que la forma de tratamiento sea apropiada para la edad, el sexo, el grupo étnico y la cultura del paciente.

Para que el tratamiento sea efectivo, es esencial que el paciente lo continúe durante un período adecuado de tiempo. La duración apropiada del tratamiento para una persona depende de sus problemas y necesidades (Prólogo). Las investigaciones indican que en la mayoría de los pacientes se comienza a ver una mejoría significativa después de tres meses de tratamiento. Cuando se llega a este punto, los tratamientos adicionales pueden lograr una recuperación acelerada. Ya que muchas personas con frecuencia dejan el tratamiento prematuramente, los programas deben incluir estrategias que comprometan y mantengan a los pacientes bajo tratamiento.

La terapia individual y/o de grupo y otros tipos de terapias de comportamiento constituyen componentes críticos del tratamiento efectivo para la adicción. Durante la terapia, los pacientes tratan sus problemas de motivación, desarrollan habilidades para rechazar el uso de la droga, reemplazan actividades donde se usan las drogas por actividades constructivas y útiles en las que no entra el uso de drogas, y mejoran sus aptitudes para resolver problemas. La terapia de comportamiento también facilita las relaciones interpersonales y mejora la habilidad del individuo para funcionar dentro de la familia y de la comunidad. (Enfoques con Base Científica para los Tratamientos de la Drogadicción)

Para muchos pacientes, los medicamentos forman un elemento importante del tratamiento, especialmente cuando se combinan con los diferentes tipos de terapia. La metadona y el levo-alfa-acetilmetadol (LAAM) son muy efectivos para ayudar a aquellos individuos adictos a la heroína y a otros narcóticos a estabilizar sus vidas y reducir el uso de drogas ilegales. La naltrexona también es un medicamento eficaz para personas adictas al opio y para algunos pacientes que al mismo tiempo sufren de dependencia al alcohol. Para las personas adictas a la nicotina, los productos que reemplazan a la nicotina (como los parches o chicles) o un medicamento oral (como el bupropión) pueden ser componentes efectivos de su tratamiento. Mientras que la combinación de tratamientos y de medicamentos puede ser de suma importancia para pacientes con trastornos mentales.

En el caso de individuos con problemas de adicción o abuso de drogas que al mismo tiempo tienen trastornos mentales, se debe tratar los dos problemas de una manera integrada. Como a menudo se ven trastornos de adicción y trastornos mentales en un mismo individuo, aquellos pacientes que presentan cualquiera de las dos condiciones deben ser evaluados y tratados para la presencia simultánea del otro tipo de trastorno.

La desintoxicación médica es solamente la primera etapa del tratamiento para la adicción y por sí misma hace poco para cambiar el uso de drogas a largo plazo. La desintoxicación médica maneja cuidadosamente los síntomas físicos agudos del síndrome de la abstinencia, que suceden cuando se deja de usar alguna droga. Aunque la desintoxicación por sí misma rara vez es suficiente para ayudar a las personas adictas a lograr abstinencia a largo plazo, para algunos individuos sirve como un precursor fuertemente indicado para el tratamiento efectivo de la drogadicción (Tratamientos de Drogadicción en los Estados Unidos).

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NIDA (National Institute on Drug Abuse)


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La atención a la problemática conjunta de drogodependencia y violencia de género en la población de mujeres

Introducción:

En nuestra investigación partimos del afán del conocimiento de una realidad que sigue siendo una incógnita. A través de una labor previa de análisis de fuentes documentales, llegamos a percibir que el porcentaje de mujeres en las que se une la problemática de consumo de drogas y maltrato por sus parejas es elevado. Pero sigue sin conocerse mucho de la incidencia conjunta de esta doble circunstancia en la población femenina, y aunque va investigándose sobre el tema aún existe poca literatura al respecto, sobre todo desde una perspectiva de género, que es la teórica que, creemos, más puede ayudar a conocer
el trasfondo y la problemática que planteamos en este estudio.

No existe -o en nuestro rastreo bibliográfico no hemos encontrado- un dato exacto del número de mujeres que viven ambos problemas simultáneamente; se dan cifras de que existe hasta un 53%2, aunque hemos comprobado que las y los expertos en este tema, las y los investigadores que realizan estudios al respecto, y los equipos profesionales que las atienden tienen la impresión de la existencia de un número elevado de mujeres en esta situación, aunque no acudan a los recursos de atención.


Precisamente por esto mismo puede ser que no se hagan registros de este colectivo tan específico en los recursos.
Según la bibliografía consultada, el perfil3 de esas mujeres se centra en una mujer:
_ Entre los 31 y los 40 años, con una edad media de 36.

_ En el 51% de los casos solteras, pero con un porcentaje importante de mujeres separadas (34,5%), con hijos/as.

_ En el momento de solicitar tratamiento, la mayoría convivía con su familia de origen.

_ Posee un nivel de estudios medio, trabaja como empleada, aunque hay un porcentaje importante que poseen un nivel cultural bajo y no tiene una profesión definida.

_ La demanda de tratamiento suele ser por la adicción al alcohol y/o cocaína, con una adicción de 11 años de evolución.

_Se inició en el consumo a los 19 años con una pareja consumidora.

_Es maltratada por esta pareja desde los 22 años durante un periodo aproximado de 8 años, sin pedir ayuda.

En el caso de mujeres que tienen problemática de consumo de drogas y de maltrato por género, nos damos cuenta de que es complejo indagar qué fenómeno sucede antes, porque además estas mujeres suelen contar con una historia vital, de antecedentes situados en maltratos infantiles, o desestructuración familiar, etc, muy importantes.

En este contexto, el uso indebido de drogas se constituye en ‘ factor desencadenante’ en tanto propicia violencia en el ámbito familiar, o en ‘ efecto’ en tanto las drogas se convierten en un refugio o escape de una persona para sobrellevar situaciones de violencia intrafamiliar

Así, estas dos circunstancias están muy relacionadas, y son los aspectos más visibles y dramáticos de una realidad estructural más profunda, centrada en la desigualdad por género.

Forman parte de las situaciones que puede vivir una mujer o que pueden afectar de mayor manera a una mujer por el hecho de serlo. Por lo tanto, desde nuestra perspectiva, no habría que desligar este perfil de mujeres del conjunto de la población femenina, y se tendría que hablar de problemáticas asociadas al hecho de ser mujer o que afectan de mayor manera a las mujeres, más que establecer diferencias entre las mujeres por estas problemáticas.

Todo este círculo tiene tras de sí una estructura social y cultural profundamente asentada y ampliamente aceptada, muchas veces de manera inconsciente hasta por la propia población femenina. Esa estructura se basa en una cultura androcéntrica en la que sigue existiendo discriminación hacia las mujeres, que genera aspectos excluyentes por formar parte de la población femenina, y que se incrementa aún más por factores que generan exclusión social en la población (drogodependencia, discapacidad, etc). Así, una mujer drogodependiente cuenta con un estigma social muy marcado, mucho mayor que en el
caso de los hombres.

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Atenea Grupo Gid

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sábado, 28 de noviembre de 2009

Adolescencia y familia: Cómo mejorar la relación con los hijos e hijas adolescentes y prevenir el consumo de drogas

Este material pretende ser una guía para formar a futuros formadores. Busca ayudar a los padres y madres a comprender por un lado, la idiosincrasia del adolescente y por otro, identificar algunas herramientas útiles para comunicarse y seguir educando durante este periodo trascendente para la construcción de la identidad adulta.

Quizás si conocemos al adolescente y tenemos las habilidades necesarias, nos sea más fácil no estigmatizar este periodo. Del mismo modo en que sonreímos a los bebés cuando manchan los pañales, tenemos que aprender a sonreír a los adolescentes cuando hacen cosas propias de su edad.

Educar no es fácil. Educar requiere pensar, analizar, respirar hondo y volver a pensar. Y lo más importante, transformar lo que sabemos en acción.

Cuando los distintos profesionales implicados en la elaboración de este material nos reunimos, aportamos diferentes y numerosas reflexiones. Como es lógico generamos cierto caos al debatir sobre qué contenidos eran básicos para abordar el tema de la adolescencia en un curso de formador de formadores. Después de intercambiar ideas comprobamos que había una intención común en todas las ideas que pusimos sobre la mesa: reducir o eliminar el estigma de este periodo evolutivo.

Para muchos padres y madres, infierno, y convivencia con un adolescente, son sinónimos. No queremos de ninguna manera negar las emociones que muchos de nosotros y nosotras como adultos hemos vivido en nuestra interacción con ellos y ellas. En muchas ocasiones, los y las chavalas son capaces de sacar lo peor de nosotros mismos; nos irritan, nos cansan, nos bloquean. Algunos padres confiesan que su único objetivo es sobrevivir, sin que la convivencia destruya ningún miembro de la familia.

Los y las adolescentes durante un periodo más o menos largo según los casos, buscan emociones fuertes, construyen identidades que duran unos meses o semanas, para después reconstruirse como personas nuevas, cuando ya nos habíamos adaptado a ellos y ellas.

Cuando ya creíamos haber cogido el truco, vuelven a cambiar. Sus identidades normalmente son transgresoras y sus valores entran en pugna con los nuestros. Algo que se nos olvida con frecuencia es que todo esto es normal, que es parte del proceso, que es un periodo evolutivo transitorio, y lo más importante, necesario para el desarrollo de la personalidad adulta.
Nadie en su sano juicio se le plantea la educación del esfínter de su vástago de seis meses de edad. Entendemos que a los seis meses no pueden, ni tienen ninguna necesidad de pedir ir al baño.

Cuando cambiamos sus pañales les sonreímos y hacemos carantoñas, porque entendemos que no pueden hacer otra cosa, que manchar los pañales es propio de su edad.
Vestirse a su rollo, buscar emociones fuertes, reírse de los adultos, transgredir algunas normas, son conductas propias de la adolescencia. Descubrir la importancia de la amistad o aumentar su autonomía en la toma de decisiones, también lo son. Como cada etapa evolutiva tiene sus “cosas buenas y sus cosas malas”.

En alguna ocasión alguna madre -o padre- confiesa entre avergonzado y con sentimiento de culpabilidad, en referencia a sus hijos/as adolescentes: No los aguanto, a veces los odio. No entiendo cómo ha podido cambiar tanto. Una respuesta que puede ser un buen punto de partida en estas situaciones, es que el chico está haciendo su trabajo y que tú tienes que hacer el tuyo: entenderte, respirar hondo y seguir educando.

Informe monitor

Informe alumno

PNSD (Plan Nacional Sobre Drogas)

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viernes, 27 de noviembre de 2009

Las Drogas

Introducción

El uso de drogas no es un fenómeno nuevo; el conocimiento y el uso de las drogas, son probablemente, tan antiguo como el hombre mismo. El hombre primitivo en busca de alimentos en praderas y bosques, descubrió ciertas plantas que parecían poseer misteriosos poderes, capaces de alterar su percepción o su estado de animo.

Diversas drogas vegetales que alteraban la mente o el animo fueron identificadas e incorporadas a la estructura de la vida humana. En verdad, ciertas plantas adquirieron la categoría de sacramentos importantes en los rituales y ceremonias de las actividades más significativas del hombre.

A pesar la larga historia de las drogas, el uso de drogas en estos días se ha convertido en un problema de nuevas dimensiones en muchas partes del mundo.

Una droga puede definirse, en general, como toda sustancia que al ser introducida al cuerpo produce un cambio temporal o permanente en las funciones fisiológicas, en los sentimientos o en la conducta. La droga se ha convertido en el amo, antes que en el servidor. Es decir, que el consumo de drogas ya no está bajo el control del usuario.

En todo el mundo las personas están preocupadas como nunca por los peligros que representa el uso de alcohol y otras drogas. Las encuestas de opinión pública han señalado repetidamente la intolerancia general al uso de alcohol por parte de los menores y al uso de drogas ilegales por parte de cualquier persona. Los indicadores muestran que la mayoría de personas están preparadas a adoptar una firme posición frente al uso ilegal de alcohol y otras drogas.

El uso del alcohol y de drogas ilegales han destruido familias y han infiltrado nuestras calles, vecindarios y escuelas. Estos problemas también han invadido los lugares de trabajo y las carreteras. El público finalmente ha dicho "basta" y está uniéndose para hacer frente al uso de drogas.

Clases de drogas

Existen muchas drogas que afectan la mente o el comportamiento, y pueden ser legales e ilegales. Las drogas legales son aquellas cuya venta ha sido aprobada mediante recetas o directamente en el mostrador. El alcohol, que puede consumirse legalmente en las bebidas excepto por los menores de cierta edad, es una droga. Las drogas ilegales son aquellas cuya fabricación, venta, compra con fines de venta o posesión están prohibidas por las leyes. Se incluyen en esta categoría drogas como la marihuana, la cocaína, el PCP y la heroína, o aquellas aprobadas pero que se han obtenido por medios ilícitos o usadas para propósitos ilícitos.

Las drogas que se expenden con receta son aquellas que se ha determinado que son inocuas, eficaces y legales sólo cuando se administran bajo la dirección de un médico licenciado. La fabricación y el expendio de estas drogas están reglamentados por leyes cuya aplicación está controlada por la Administración de Alimentos y Drogas (Food and Drug Administration), la Administración de Aplicación de las Normas sobre Drogas (Drug Enforcement Administration) y los gobiernos estatales. Si se consumen en forma inapropiada, algunas personas pueden volverse físicamente dependientes del uso de ciertas drogas que se expenden con receta (por ejemplo, la morfina y el Valium).

Las drogas ilegales se venden y se usan en contravención de las leyes. Pueden perjudicar a quienes las usan, no sólo en términos del daño físico y emocional directo que originan, sino en términos de las consecuencias criminales y financieras que ocasionan. Muchas drogas ilegales se fabrican en laboratorios ilegales clandestinos en los Estados Unidos.

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Monografías (Tesis, Documentos, Publicaciones y Recursos educativos)

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jueves, 26 de noviembre de 2009

La drogadicción , su impacto en la sociedad y rol del trabajador social en la drogadicción

Introducción

Vivimos en una cultura de la droga, desde la mañana cuando tomamos cafeína o tefilina, al desayuno, hasta la noche, en que podemos relajarnos al volver a la casa, con un aperitivo alcohólico, o un inductor del sueño con un somnífero, recetado por el medico, estamos utilizando diferentes sustancias, que afectan sobre el Sistema Nervioso Central, para enfrentar estas peripecias de la cotidianeidad. Muchos además nos activamos a medida que trascurre el día, aspirando nicotina.

Aun cuando las drogas han estado presentes en todas las culturas y en todas las épocas, hoy son más las personas que consumen drogas, hay más cantidad y hay mas facilidades para conseguirlas.

Cuando se realiza una encuesta y se pregunta por los mayores problemas de la sociedad actual siempre sale nombrado dentro de los 5 primeros lugares el "problema de drogas". Y cuando se consulta a la gente el porque de este problema siempre se nombra como un problemas de pobres y marginales. Y hace mucho tiempo que dejo de ser un problema callejero y de marginales, y esto ocurrió cuando las drogas fueron el mejor negocio para algunos y la peor desgracia para otros.
El consumo de sustancias es cada vez más permisivo, esto hace creer a las personas "que no sucede nada si se consume".
La drogadicción y todo lo asociado a hechas es una gran perdida de plata para quienes están en contra, sobre todo para los estados quienes deben combatirlas desde muchos puntos a la vez.

Para la realización del presente trabajo nos basamos en una metodología de investigación bibliográfica, y algunas entrevistas que nos sirvieron para darnos cuenta cuan grande es este problema.

El trabajo nos resulto mucho mas extenso de lo que pensábamos en un principio, pero al darnos cuanta que nos fuimos guiando por el Marco Teórico que nos planteamos o, era ya casi irrisorio reducirlo más, ya que si lo hubiéramos hecho, este trabajo hubiera terminado como un trabajo de estudiante de colegio y no de 5 estudiantes universitarias.

La investigación previa al trabajo final, nos resulto muy importante ya que salimos de muchas dudas, y aprendimos muchas cosas nuevas, además tratamos de que cada parte de trabajo estuviera apoyado y respaldada por material bibliográfico ya escrito.

Las principales partes del trabajo son:
1 Las deficiones basicas
2 La drogadicción segun distintos ambitos de la sociedad.
3 Los diferentes tipos de drogas.
4 Efectos y motivos de una persona para llegar a ser drogadicto
5 Consecuencias de la drogadicción
6 Que es hacer prevención
7 Rol del Trabajador Social en la drogadicción y
8 Distintos anexos con información variada dentro del tema.

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Monografías (Tesis, documentos, publicaciones y recursos educativos)

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jueves, 19 de noviembre de 2009

Admisiones a tratamiento por abuso o dependencia de drogas, 1987-2005

Metodología

En este apartado se resume el protocolo de trabajo del “indicador admisiones a tratamiento por abuso o dependencia de sustancias psicoactivas”, cuya última versión data de 2003. En dicho protocolo se incluyen criterios operativos de inclusión y exclusión de episodios, criterios para seleccionar los centros que participan en la notificación, definiciones y criterios para clasificar las distintas variables, así como detalles sobre los instrumentos y el circuito de recogida y transmisión de la información, y sobre la cobertura del indicador.

El indicador admisiones a tratamiento es un registro que recoge datos individualizados sobre admisiones a tratamiento ambulatorio por abuso o dependencia de sustancias psicoactivas en toda España, y que existe desde 1987. Este registro forma parte de un subsistema de información más amplio desarrollado en el marco del Plan Nacional sobre Drogas en colaboración con las comunidades autónomas, que incluye también el indicador urgencias hospitalarias relacionadas con drogas y el indicador mortalidad por reacción aguda a drogas.

Este subsistema de información, que en su origen se denominó Sistema Estatal de Información sobre Toxicomanías (SEIT), y que después ha recibido distintas denominaciones, nació con el propósito de monitorizar la evolución y las características del consumo problemático de drogas psicoactivas, especialmente de aquéllas que, como los opioides o la cocaína, suelen producir problemas con más frecuencia y son difíciles de explorar con otros métodos.

El indicador admisiones a tratamiento en su versión actual (Protocolo 2003) se define como el número de personas admitidas a tratamiento ambulatorio por abuso o dependencia de cada una de las sustancias psicoactivas enumeradas en un anexo del protocolo, en una comunidad autónoma y en un año dado. Si una persona es admitida a tratamiento más de una vez en el mismo año y en la misma comunidad autónoma, para este indicador sólo se considerará la primera admisión de ese año, separando en el ámbito autonómico los episodios repetidos con un código de identificación personal (CIP), for-
mado por las dos primeras letras de los dos apellidos, la fecha y provincia de nacimiento y el sexo.

El valor del indicador a nivel estatal se determina mediante la suma de las admisiones a tratamiento registradas en cada una de las comunidades autónomas, pero como los CIP no se transmiten al nivel estatal, no se pueden separar los episodios repetidos de admisiones de la misma persona durante el mismo año en dos o más comunidades autónomas diferentes. Aunque la información disponible indica que esta situación es poco frecuente, puede dar lugar a una pequeña sobrestimación del indicador
a nivel estatal. Se considera tratamiento, cualquier intervención realizada por profesionales cualificados para eliminar el abuso o la dependencia de sustancias psicoactivas o reducir su intensidad. Se con-sideran ambulatorios, aquellos tratamientos en que el paciente no pernocta en el centro o los realizados en servicios de tratamiento de drogodependencias de prisiones. Hay que tener en cuenta que algunos centros notificadores, además de tratamientos ambulatorios, pueden realizar tratamientos
con internamiento o modalidades mixtas. Sin embargo, a efectos de este indicador, sólo se notifican los tratamientos ambulatorios. Los criterios diagnósticos de dependencia y abuso son los que apliquen los profesionales que realicen la admisión a tratamiento, aunque debe tenderse a aplicar los de las dos principales clasificaciones internacionales en vigor (DSM-IV o CIE-10).

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PNSD (Plan Nacional sobre Drogas)

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martes, 17 de noviembre de 2009

Acuerdo por el que se aprueba la estrategia nacional sobre drogas 2009-2016

Primero.
–Se aprueba la Estrategia Nacional sobre Drogas para el período 2009-2016, que figura como Anexo único a este Acuerdo.

Segundo.
–La Estrategia Nacional sobre Drogas tendrá como finalidad actualizar el Plan Nacional sobre Drogas, orientando, impulsando y coordinando las diferentes actuaciones en materia de drogas y de drogodependencias que se desarrollen en España en el período 2009-2016 y sirviendo de marco de referencia para el establecimiento de la necesaria coordinación, colaboración y cooperación entre las diferentes administraciones públicas y las organizaciones no gubernamentales dedicadas al fenómeno de las drogodependencias.

Tercero.
–La adopción de las distintas medidas que desarrollen la Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2016 habrá de ajustarse a las disponibilidades presupuestarias existentes en cada ejercicio de aplicación de la Estrategia.


Introducción

La evolución de los consumos de drogas constituye en cada país un fenómeno dinámico, condicionado por múltiples factores de carácter social y económico, con origen y dimensiones tanto internacionales, como nacionales y locales. En todos estos ámbitos
territoriales, el impacto que tiene el consumo de las distintas sustancias psicoactivas continúa siendo elevado, tanto en términos de sufrimiento e incapacitación personal evitables, como de morbilidad, mortalidad, y otros costes sociales y sanitarios.

Por ello, y sin dejar de reconocer la importancia clave del marco multidimensional que caracteriza la compleja realidad asociada al fenómeno de las drogas, los problemas y los daños evitables relacionados con los consumos de éstas constituyen, en conjunto, uno de los principales problemas planteados en el ámbito de la salud pública en España. Además de los factores socioeconómicos que afectan a las tendencias globales del consumo de drogas, en el desarrollo de la adicción a las diversas sustancias psicoactivas influyen otros condicionantes, entre los que cabe señalar las características biológicas de la condición humana, o la función psicológica instrumental que cada persona atribuye a una sustancia concreta en el marco de su estilo de vida particular. De igual modo, hay que considerar la evolución de los valores culturales que tienen que ver con las conductas
adictivas y de consumo en general.

En consecuencia, cualquier intervención que aspire a mejorar significativamente esta situación debe necesariamente abordarse desde planteamientos estratégicos integrales, desarrollados en cada uno de los distintos contextos institucionales y territoriales. Así, desde la perspectiva española, los esfuerzos deben dirigirse a optimizar la coordinación de todas las instituciones y agentes implicados y enmarcarlos en el ámbito de las políticas sociales y de salud pública, mediante la fijación de unas prioridades razonables, asumibles y asequibles.

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BOE (Boletín Oficial del Estado)

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domingo, 15 de noviembre de 2009

Programa de actuación frente a la cocaína 2007-2010

El consumo de drogas constituye un problema de salud pública, entendido este término en su más amplio sentido, para comprender en él no sólo los problemas de carácter estrictamente sanitario sino también los que afectan al bienestar
personal y familiar de los afectados y las consecuencias sociales que conllevan las drogodependencias.

El fenómeno del consumo de drogas está siendo abordado desde esta perspectiva por el Ministerio de Sanidad y Consumo que al comienzo de la legislatura elaboró un Plan de Acción 2005-2008, concebido como un nuevo impulso para avanzar en
el cumplimiento de las metas y objetivos señalados en la Estrategia Nacional sobre Drogas para 2008.

La situación del consumo de drogas, reflejada en, la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) y en la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), no es muy distinta a la existente en Europa. Las sustancias psicoactivas de consumo más extendido entre la población española son el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína. Los principales rasgos que caracterizan esta situación son el policonsumo de sustancias y los consumos recreativos ligados al ocio y a la diversión.

La cocaína en polvo, el clorhidrato de cocaína, es la segunda droga más consumida tanto en España como en Europa. No se trata de un problema nuevo para nuestro país, como no lo es tampoco para los países de nuestro entorno. España ya se encontraba, desde mediados de los años noventa, entre los países europeos con mayor consumo de cocaína. Hoy, la cocaína se ha convertido en una fuente de preocupación importante en España tanto para el sector sanitario como para otros ámbitos sociales.

Los datos de la última Encuesta EDADES 2005, confirman la tendencia al alza en el consumo de cocaína en polvo, que se inició en 1995 y se hizo más acusada a partir de 1999. Entre los españoles de 15 a 64 años de edad, segmento de población que estudia la Encuesta, la prevalencia anual de consumo de cocaína en polvo ha aumentado claramente en los últimos años: desde el 1,6% en 1999, hasta el 3% en 2005. La prevalencia de consumo de crack (cocaína base), sin embargo, ha permanecido estabilizada en cifras muy bajas. La situación entre los estudiantes de enseñanzas secundarias de 14 a 18 años es similar, observándose también una tendencia creciente. La serie de la Encuesta ESTUDES señala que en el periodo 1994-2004, la prevalencia del consumo de cocaína en polvo se multiplicó, entre los escolares, por un factor entre 3,5 y 4, dependiendo del indicador de consumo que se mida, aumento que no se aprecia en ninguna otra sustancia.

En la población de 15 a 64 años, se usa sobre todo cocaína en polvo por vía intranasal o esnifada, siendo raro el uso de crack, al contrario de lo que ocurre en otros países, como en los Estados Unidos o en el Reino Unido, en los que el consumo problemático de crack alcanza niveles importantes. En España, el consumo de cocaína tiene generalmente un carácter esporádico.

La mayoría de los consumidores de cocaína son también consumidores de otras sustancias, fundamentalmente alcohol, tabaco y cannabis, pero también anfetaminas, éxtasis, benzodiazepinas y alucinógenos. Así, según la última Encuesta EDADES, en la población general de 15 a 64 años que había consumido cocaína en los últimos doce meses, un 98,6% había consumido también alcohol, un 85,1% tabaco, un 81,6% cannabis, un 29,6% anfetaminas, un 27,5% éxtasis y un 20,8% alucinógenos.
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PNSD (Plan Nacional sobre Drogas)

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sábado, 14 de noviembre de 2009

UNAD y el Defensor del Menor de Madrid presentan un estudio sobre el consumo de drogas entre los niños, niñas y adolescentes

UNAD, con el apoyo técnico de CIFAT, ha elaborado la Investigación sobre prevención de consumo de drogas en niños y adolescentes de la Comunidad de Madrid, para el Defensor del menor de la Comunidad Autónoma.

Los datos más destacados del informe son:

Más del 80% de los padres dice que habla con sus hijos sobre drogas porque consideran que son los más indicados para ello; de los profesores sólo lo hace un 48% ya que creen que es una tarea de los padres y no se sienten suficientemente formados

Los adolescentes prefieren recurrir a profesionales médicos y personas que tengan contacto con drogas para hablar del tema; los alumnos de Primaria prefieren hacerlo con los padres

El 22% de alumnos de Primaria dice haber probado el alcohol; en Secundaria, un 67%

Los escolares manifiestan no conocer ni recordar campañas de prevención mientras que padres y profesores participan poco en actividades preventivas y de formación

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UNAD

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Guía de Buenas Prácticas de FARE (2009)

Esta publicación tiene como objetivo lograr una mejor atención a las personas que sufren problemas relacionados con el alcohol, una auténtica pandemia que se extiende por los cinco continentes y sin hacer distingos entre clases sociales.

Con esta guía de buenas prácticas, FARE pretende aportar un texto que sirva de pauta tanto a profesionales como a voluntarios sobre los que recae una parte de la responsabilidad de reducir el consumo inmoderado de alcohol y, sobre todo, de ayudar con métodos eficaces a los que han decidido cambiar sus hábitos y mejorar sus vidas y las de sus familias.

Una meta clave que justifica el nacimiento de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España es prestar apoyo a quienes desean abandonar su hábito y requieren de ayuda.

Durante muchos años, una parte de esa asistencia pudo ser ofrecida de manera voluntaria por personal especializado, que dedicaba un porcentaje de su tiempo a eso que de manera coloquial podríamos definir como echar una mano. Sin embargo, la extensión de la epidemia, su no distinción entre clases y la afectación a personas cada vez más jóvenes, obligaba a revisar los métodos y a reforzar ese importante flanco con profesionales que hagan su trabajo sin necesidad de obviar la tarea de los voluntarios.

Sentadas las bases anteriores, lo que procedía era elaborar un documento que garantice la manera más correcta de aplicar por igual en todas partes los conocimientos profesionales y la experiencia acumulada por el movimiento de Alcohólicos Rehabilitados a lo largo de cuatro décadas.

He aquí el resultado de nuestro trabajo.

Guía

FARE

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martes, 10 de noviembre de 2009

Adicciones ocultas: Aproximación al consumo diferencial de psicofármacos

“Adicciones Ocultas” responde al nombre de esta investigación desarrollada en los Centros de Salud de la provincia de Las Palmas donde se ha estudiado la incidencia de la demanda de psicofármacos de las mujeres en atención primaria con el objetivo de conocer la realidad de las mujeres canarias.

Esta publicación ha contado con una primera edición en 2000 que, dada su acogida por parte de la comunidad de profesionales de nuestra Comunidad Autónoma, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias –a través de su Fundación Canaria para la
Prevención e Investigación de las Drogodependencias (Funcapid)- ha decidido realizar una segunda edición del trabajo.


La Fundación Canaria para la Prevención e Investigación de las Drogodependencias fue creada por el Gobierno de Canarias con el interés de beneficiar tanto a personas físicas residentes en Canarias como a aquellas instituciones, asociaciones o entidades en las que haya de revertir las actividades de prevención, promoción, investigación, desarrollo y cooperación en materia de
drogodependencias. La prevención del consumo de drogas es uno de los ejes fundamentales de acción de nuestra Fundación, entendiendo que las actividades, acciones y programas dirigidos a la prevención del fenómeno de las drogas deben tener como eje a la persona, animando su participación activa, creando conciencia de corresponsabilidad social, fomentando los factores de protección de las personas frente al consumo y disminuyendo los factores de riesgo.

Esta Fundación realiza una serie de actuaciones que permiten mejorar la situación actual de la prevención, formación e investigación sobre drogodependencias en la Comunidad Autónoma de Canarias. El II Plan Canario sobre Drogas recoge una serie de líneas en éstas áreas que son respetadas y sobre las que se basan las intervenciones, partiendo de la premisa de que cualquier acción que se desarrolle en esta materia debe realizarse en colaboración con entidades privadas e instituciones, enmarcadas siempre en un ámbito general de promoción y educación para la salud. Esta publicación que ahora presentamos, “Adicciones Ocultas”, está encuadrada, precisamente, en las actuaciones de investigación de la Fundación Canaria para la Prevención e Investigación de las Drogodependencias. En esta área es necesario hacer partícipes de ella a todas las instituciones implicadas en la intervención en drogodependencias y favorecer la formación investigadora y la participación en los foros de investigación en drogodependencias a los agentes que participen de forma directa en la misma.

La investigación en drogodependencias, tal y como recoge el II Plan Canario sobre Drogas, es un requisito indispensable que permita la evolución del sistema de atención a las drogodependencias. Es la herramienta principal de comunicación rigurosa que posee la comunidad científica y, por lo tanto, los profesionales en drogodependencias.

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UNAD

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Las drogas ilegales entre los jóvenes de Castilla-La Mancha

En los últimos años son varias las investigaciones que el Observatorio de drogodependencias de Castilla-La Mancha, desde la Consejería de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y con la participación de la Fundación para la Investigación sanitaria en Castilla-La Mancha, ha realizado en torno al complejo mundo de los jóvenes y su relación con las drogas. Estudios que abordaban la cuestión desde los contextos que pueden propiciar los consumos (Jóvenes, tiempo libre y
consumos de drogas.

Modelos, vivencias y expectativas entre los jóvenes de Castilla-La Mancha; 2005), desde los modelos de prevención (Alcazul. Evaluación del programa de prevención del consumo de drogas en Castilla-La Mancha; 2007) y tratamiento (La trayectoria vital y la experiencia terapéutica de los adictos a drogas ilegales en Castilla-La Mancha; 2005), o desde las diferencias intergeneracionales (La edad en los consumos de drogas. Diferencias entre jóvenes y adultos en Castilla-La Mancha; 2007).


Estas investigaciones, con independencia de que emplearan técnicas cualitativas o cuantitativas, o ambas, abordaban los temas desde la perspectiva de las opiniones, argumentos y discursos de la población joven general, consumidora o no. Es en este momento cuando se plantea un mayor acercamiento a quienes representan la realidad de los consumos, concretamente de sustancias ilegales. Son numerosos los estudios relativos a los consumos de alcohol y tabaco, pero no tanto los centrados en otras sustancias, y menos desde la perspectiva de los consumidores. Por ello planteamos la presente investigación como un necesario acercamiento a los y las jóvenes de Castilla-La Mancha que representan los referentes, las expectativas, las motivaciones, los temores y los riesgos de los consumos de sustancias ilegales. Conociendo un poco más los elementos que conforman sus discursos estaremos en mejor disposición de abordar las políticas necesarias para la prevención o mejor tratamiento de sus consumos.

Para ello, y como la realidad de los consumos es múltiple y compleja, centramos nuestro acercamiento en dos sustancias que protagonizan, de diferente manera, los consumos juveniles (y no juveniles): el cannabis y la cocaína. Uno por representar la aparente “normalización” o creciente aceptación social de un consumo considerado ilegal; la otra por encarnar lo que socialmente se interpreta como consumos emergentes, en alza o de moda, en torno a los cuales se plantean toda una serie de nuevos riesgos.

Ello no significa que no se aborden también otras sustancias, ni por supuesto que se minimice la importancia y presencia de esas otras sustancias. Simplemente, la investigación afronta sus objetivos partiendo de un necesario ejercicio de focalización.

Intentar diversificar o abordar todos los consumos posibles, en un estudio cualitativo como este, difuminaría resultados e imposibilitaría la riqueza de una acercamiento más restringido. Así, el presente estudio ofrece una visión de los consumos (de cannabis y cocaína, pero también de otras sustancias) desde quienes se reconocen consumidores habituales de las mencionadas drogas. Discursos probablemente minoritarios si atendemos a los porcentajes generales de consumo, pero esenciales por cuanto encarnan muchos de los hábitos que tienden a ser socialmente analizados desde la alarma, la sorpresa, la incomprensión o el rechazo.

El informe está dividido en tres grandes bloques. En el primero se abordan, desde la perspectiva global de todos los grupos, cuestiones que tienen que ver con la visión general relativa a las drogas y su consumo; sin entrar en demasiadas disquisiciones en relación a las sustancias concretas, pues lo que interesa es acercarnos a la manera en que insertan los discursos relativos a las drogas en su contexto social, así como a la forma en que se explicitan los motivos y expectativas a la hora de consumir.

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UNAD

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Informes de la Comisión Clínica 2: Alcohol

Difícil tarea, en un país como el nuestro, la de introducir y justificar una monografía como la que ahora se presenta. No va dirigida exclusivamente al personal sanitario. No se concreta en describir los variados aspectos de una enfermedad. No es una reconvención, ni una advertencia moral.

Aminora al máximo los conceptos técnicos y aspira a la divulgación sin renunciar a la precisión conceptual. Ni más ni menos, pretende abordar algunos asuntos novedosos, a veces problemáticos, relacionados inequívocamente con algo tan inveterado y
tolerado, como el consumo humano de bebidas que contienen alcohol entre otros componentes variados, y lo quiere hacer para un público responsable y capaz de crear opinión. Parte de información científica de carácter general y trata de centrarse después en lo que afecta a la población joven, que es el objeto diana de mayor preocupación social y sanitaria en los últimos años.


En España los datos son preocupantes hace tiempo, como lo son también en otros países de la Unión Europea. La 58.ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, en su reunión de 2005, (WHA 58.26) en su punto 13.14, trató como una alarma «la magnitud de los problemas de salud pública asociados al consumo nocivo de alcohol y las tendencias de consumo peligroso, en particular entre los jóvenes de muchos estados miembros». Y pide a los Estados Miembros que elaboren, apliquen y evalúen estrategias y programas eficaces para reducir las consecuencias sanitarias y sociales negativas del consumo nocivo de alcohol.

Alcohol hace referencia al etanol, etil-alcohol o alcohol etílico. Desde el punto de vista químico existen muchos otros alcoholes, pero no nos incumben para el fin de esta obra. El alcohol del que hablamos es un producto químico sencillo y elemental, compuesto por una pequeña cadena de dos átomos de carbono, cada uno con una saturación distinta de sus cuatro valencias que, casi mágicamente, le hace capaz de diluirse fácilmente tanto en el agua como en grasas. Según datos de la última Encuesta Domiciliaria sobre Drogas realizada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (DGPNSD), el alcohol es la droga psicoactiva de consumo más extendido en España.

En 2005 el 93,7% de la población entre 15 y 64 años lo ha consumido «alguna vez», el 76% lo ha hecho «en el último año», el 64,6% ha consumido alcohol en el último mes. Por otra parte, en los 30 días previos, un 14,9% había consumido diariamente bebidas alcohólicas y un 5,5% había sido «bebedor de riesgo», considerando como tal a los hombres con un consumo de 50 cc. de alcohol puro/día (≥5 UBEs) o más y a las mujeres con 30 cc/día o más (≥3 UBEs). El consumo está bastante más extendido durante los fines de semana que durante los
días laborables, sobre todo entre la población con edades comprendidas entre los 25 a 34 años. Por su parte, entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años ha aumentado el consumo de riesgo.

De hecho, en este grupo, la prevalencia de borracheras en los 30 días previos a la encuesta pasó de 21,7% en 1994 a 34,8% en 2004 y la proporción de bebedores de riesgo en esos 30 días de 8,6% en 1996 a 12,3% en 2004.
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UNAD

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¿Estás preparado para cuando tus hijos o hijas se encuentren con las drogas?

Es inevitable preocuparse por un fenómeno como el consumo de drogas que está presente en nuestra sociedad y que puede
entrar en las vidas de nuestros hijos e hijas precisamente cuando buscan con mayor ímpetu ser autónomos. Pero las drogas no pueden ser motivo de angustia, sino de atención. Nuestros hijos e hijas no tienen por qué probarlas necesariamente y, si lo hacen, tampoco es inevitable que acaben dependiendo de ellas. En gran medida, los recursos personales que hayan desarrollado en su formación son su mejor seguro para protegerse de esas llamadas al consumo, y en eso los padres y madres tenemos mucho que aportar.

Por ello, en esta guía se habla de sustancias, de hábitos de consumo y del significado de las drogas para nuestros hijos e hijas. Pero sobre todo pretende mostrar muchos de esos instrumentos que los padres y madres tenemos a nuestro alcance para potenciar su responsabilidad, su autoestima y su confianza. Instrumentos frente a las drogas, pero útiles también como parte de una formación integral en la que esté presente la sensibilidad frente a la violencia, por la igualdad, el sexo seguro, etc.


1. UNA POSIBILIDAD PARA LA QUE DEBEMOS QUE ESTAR PREPARADOS
El consumo de drogas no es nuevo. Durante siglos se han empleado todo tipo de sustancias que modifican el estado de conciencia y que crean adicción, tanto en entornos rituales comopara el consumo en momentos de ocio. En la actualidad, estas drogas se caracterizan por su gran variedad y por su fácil acceso a edades cada vez más tempranas.

Ello nos debe llevar, como padres y madres, a adoptar una actitud atenta y vigilante, pero no angustiada o fatalista: lo habi-
tual es que los niños y niñas a partir de secundaria se muevan en ambientes en los que circulan drogas legales e ilegales, pero también es habitual que no las consuman o lo hagan sólo de un modo esporádico o experimental si tienen la formación adecuada, gozan de un entorno familiar estable y abierto, y no padecen conflictos especiales de carácter o personalidad.
La familia no lo es todo, pero sí desempeña un papel muy importante a la hora de conseguir que el posible consumo de drogas por parte nuestros hijos e hijas, si se produce, no sea problemático. Es fundamental que exista un ambiente abierto que les acoja en sus incertidumbres y experiencias; que fomente su autoestima y autoaceptación; que les ayude a valorar el esfuerzo y a soportar la frustración; que les transmita responsabilidad y premie la confianza y la sinceridad.

Debemos ayudarles a comprender que las drogas son una “solución” tan fácil como falsa para superar las carencias afectivas y
emocionales, los problemas educativos y laborales, el aburrimiento y la desidia. También que no hay droga que ayude a estudiar, ni a superarse físicamente, ni a relacionarse mejor. Pero debemos hacerlo desde su realidad, con informaciones y argumentos.
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UNAD

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